¿Cómo funciona la mente?


¡Hola! Gracias por visitar MENTEMPODERADA. Aquí aprenderás a ocupar el poder de tus pensamientos al máximo.

¿Cómo funciona la mente?

Veremos a la mente como la unión de dos seres: tu mente consciente y tu mente subconsciente. La mente consciente abarca alrededor del 10% de nuestra mente; es aquel que vive en el momento presente. Cuando se habla de “estar en el aquí y en el ahora” se refiere al hecho de estar plenamente en tu ser consciente, el cual se conecta con la realidad a través de los 5 sentidos, por lo que es muy útil enfocarnos en éstos para tener presencia.

Por otro lado, el ser subconsciente es el 90% de nuestra mente. La mente subconsciente es, en realidad, nuestra esencia como personas. En ella, están nuestras creencias, nuestros deseos, nuestros temores, nuestro conocimiento de cómo hacer las cosas, nuestra manera de ver y reaccionar ante la vida. En resumen, todo lo que somos, se concentra en la mente subconsciente. Más adelante haré un escrito explicando estas dos partes de la mente a profundidad, ya que es un tema súper interesante y necesario de conocer.

Nuestro trabajo más importante es aprender a colaborar con nuestra mente consciente para que ésta pueda pasar el conocimiento a la mente subconsciente y tengamos el control de todas las situaciones en nuestra vida. Todo lo que aprendamos a hacer conscientemente, con la práctica y la repetición, nuestra mente lo hará de manera subconsciente, es decir, en automático. Para esto, primero necesitamos saber cómo funciona nuestra mente para ocuparla a nuestro favor y conseguir todo lo que deseamos. Hay 3 hechos sobre la mente que necesitamos saber para entender qué hacer para aprovecharla al máximo:

1.- La mente hace lo que cree que quieres que haga. La mente es muy literal y no entiende bromas; cada pensamiento que tenemos, todos y cada uno, tienen un impacto profundo dentro de nosotros. Para cada pensamiento, tu mente va a generar un borrador, algo que agrega a su lista de “cosas por hacer”, y su trabajo es hacer TODO por volver este borrador una realidad. Un ejemplo de esto con el que muchos podemos identificarnos, es cuando tenemos una presentación ante un público. Tu desempeño está completamente sujeto a tus pensamientos previos a la presentación. Es decir, si estoy diciéndome a mi mismo “estoy muy nervioso, soy malo hablando en público, la gente se va a reír de mi, se me va a olvidar todo” tu mente va a decir “Oh, baia baia, QUIERE fracasar en su presentación. Ok. Haré que no recuerde nada y que tenga un ataque de pánico escénico. Eso hará realidad sus pensamientos”. Así de literal toma las cosas la mente.

Es necesario mencionar que la mente asocia sentimientos a cada pensamiento, y tu mente está diseñada para alejarte de las sensaciones negativas y llevarte a las placenteras. La idea del fracaso nos hace sentir muy mal, y tu mente intentará mantenerte lejos de las situaciones que te hagan sentir así. Por lo que piensa “Presentar te hace sentir muy mal, entonces una crisis nerviosa empezando la presentación hará que ni siquiera puedas presentar y te evites la pena de hacerlo”. Así funciona la mente, y TODO CAMBIA cuando sabemos qué palabras ocupar para convencerla de algo. Utilizando palabras que estén asociadas con el placer, tu mente estará convencida de que ESO es justamente lo que debe hacer, ya que tu mente AMA el placer y siempre va a quererlo. Si te dices, “AMO hablar en público, soy un EXCELENTE orador, me desenvuelvo de una manera EXTRAORDINARIA ante un público y les ENCANTA lo que digo”, la situación es totalmente diferente. Ocupa palabras detalladas y eufóricas y verás una diferencia de inmediato. No importa si lo que estás diciendo es verdad o no, ya que la emoción siempre le va a ganar a la lógica. Si algo te hace sentir bien, tu mente va a querer más de eso. Es increíble cómo podemos cambiar cualquier escenario con lo que nos decimos a nosotros mismos, y esto nos lleva al segundo hecho de la mente.

2.- La mente responde a las palabras e imágenes que piensas. Es decir, a las afirmaciones y a la visualización. Como expliqué en el punto anterior, todo se resume a tus pensamientos. Cuando imaginamos el PEOR escenario, nuestra mente va a trabajar para hacerlo realidad. Cada imagen que pienses, va a generar una reacción inmediata en tu cuerpo. Imagina que tienes mucha, mucha hambre, vas a la cocina y ves ahí tu platillo favorito, listo para ser comido. Lo hueles, imaginas el primer bocado, lo saboreas lentamente… si estás imaginando esto, lo más probable es que estés salivando en este momento. A tu mente no le interesa si lo que imaginas es real o no; esto es porque somos seres sugestionables. Esto quiere decir que las cosas que nos dicen pueden influir dentro de nosotros. A muchos de nosotros en algún momento nos han dicho que muy probablemente vayamos a fracasar al intentar algo nuevo. Si no contamos con el conocimiento de cómo funciona nuestra mente, vamos a permitir que el mundo exterior perturbe nuestro mundo interior, haciendo que nos imaginemos fracasando, lo cual nos va a hacer sentir muy mal, y con ello, la química en nuestro cuerpo va a cambiar. Los pensamientos negativos te estresan y hacen que tu cerebro produzca los químicos propios del estrés. Mentalmente, ya vamos a estar en el fracaso, lo cual aumenta exponencialmente la probabilidad de que, en efecto, fracasemos. Debemos conocernos muy bien para evitar que las palabras e imágenes negativas entren a nuestra vida y la contaminen. De igual modo, imaginar el mejor escenario te predispone física y mentalmente para atraerlo, y lo más probable es que éste sea el que se lleve a cabo.

3.- La mente ama lo que es familiar y no le gusta lo que no lo es. Hay una razón por la que la idea de dejar nuestra zona de confort nos desagrada: así funciona la mente. Tu mente siempre va a querer ir de regreso a lo que conoce; ya sea algo bueno o algo malo. No diferencia ni le interesa si esto está aportando algo a tu vida. Simplemente quiere más de lo que conoce. Por eso a un alcohólico, por ejemplo, le es difícil salir de su vicio; volvió a la sobriedad algo no familiar. Por ejemplo, digamos que queremos volver parte de nuestra rutina el hacer ejercicio. Nuestra mente está acostumbrada a no hacerlo, por lo que la idea la va a incomodar y, a uno o dos días de hacerlo, intentará regresarte a lo familiar. Aquí es cuando debes aplicar los otros dos hechos: ocupar palabras e imágenes asociadas con el placer, para que tu mente CREA que DE VERDAD quieres hacer el ejercicio parte de tu vida, y en poco tiempo, con constancia y dedicación, se volverá familiar en tu vida. Si te acostumbras a la negatividad, a quejarte, a ver lo malo en todo, tu mente va a volver eso familiar y no querrá salir de ahí. En cambio, si decides ser optimista, si prefieres enfocarte en las cosas buenas, si ves una oportunidad en cada momento difícil de tu vida, no habrá nada que pueda perturbarte, ya que para tu mente es familiar tomarlo todo con la mejor actitud. Afortunadamente, te tengo una buena noticia. Todos, cuando nacemos, estamos familiarizados con la plenitud. En el vientre tenemos todas nuestras necesidades satisfechas 24/7, todo el tiempo tenemos todo lo que necesitamos. Así como eso dejó de ser familiar y quedó reemplazado por creencias limitantes, también podemos fácilmente volver a hacer la plenitud y la abundancia algo familiar, y mantenernos lejos de la mentalidad derrotista y mediocre. Solo tenemos que hacer uso de los 3 hechos más importantes de la mente.

Resumiendo, la mente: hace lo que cree que quieres que haga, responde a las imágenes que imaginas y a las palabras que dices, y ama lo que es familiar. De esto podemos concluir que todo en tu vida está sujeto a dos cosas: cómo te hablas, y qué escenarios imaginas. Todos los días, al despertar, tenemos dos opciones: la primera opción es empezar el día con una actitud negativa, de “qué hueva”, “no quiero ir a la escuela, a trabajar o a hacer ejercicio”, verte en el espejo y decir “estoy bien ojete” y arrastrar esto hasta la noche. La segunda opción es empezar tu día diciendo “agradezco este nuevo día, qué felicidad estar vivo” “¡amo ir a trabajar, qué bueno que tengo un trabajo!” o “¡me encanta estar aprendiendo y formándome para generar un impacto positivo en la sociedad” y verte en el espejo y decirte “me amo y me acepto como soy”. Es total y completamente TÚ elección. Diario tienes la oportunidad de decidir qué palabras quieres decirte y qué imágenes visualizar. Lo que NO PUEDES ELEGIR es lo que tu mente va a hacer con tu cuerpo químicamente después de que tomes esta importantísima decisión. Es una decisión simple… decide bien. Es muy sencillo: si decides decirte cosas buenas, te pasaran cosas buenas. Si decides decirte cosas malas, ¿qué crees que va a pasar?

Para quienes estén interesados en saber más del tema, les recomiendo el libro: Viaje al Centro de la Mente de Daniel J. Siegel. Es un libro excelente donde explica a profundidad este tema en base a su experiencia de años como psiquiatra. 

Te invito a ver el video que hice respecto a este tema en YouTube (https://youtu.be/30-xMy6zRQo) y a seguir la cuenta de Instagram @mente.empoderada (https://www.instagram.com/mente.empoderada/en donde diariamente publicaré afirmaciones positivas y ejercicios de visualización para ayudarte a cambiar tus creencias negativas. Gracias por tomarte el tiempo de leer. Recuerda que la felicidad es una decisión; decide ser feliz hoy. Nos vemos la próxima semana.






Comentarios