LAS HERIDAS DE INFANCIA Y SU IMPACTO ENERGÉTICO

Todas las personas tenemos, en el mejor de los casos, una de las cinco principales heridas de infancia. También hay casos, y de hecho son los más comunes, en donde tenemos 2, 3, o incluso todas estas heridas. Es absurdo negarlo y hacer de cuenta que ya no hay nada por sanar; si fuera así, ya no tendríamos la necesidad de experimentar una vida humana llena de pruebas y obstáculos y nos sentiríamos bien todo el tiempo. La ventaja que hoy nosotros tenemos sobre nuestros ancestros, quienes también tenían estas heridas, es que hoy hay muchísima información al respecto que nos ayuda a identificarlas y sanarlas.


Y si bien ya se habla mucho acerca de estas 5 heridas de infancia –las cuales explicaré a detalle más adelante– no se habla tanto acerca del impacto a nivel energético que tienen. Todas las personas desde que nacemos ya tenemos “huellas energéticas” por así decirlo que fuimos desarrollando incluso desde antes de nuestra concepción. En el estudio transgeneracional se habla acerca de que todas las heridas no sanadas en un árbol genealógico serán heredadas de generación en generación, hasta que sean sanadas.


Además, en el estudio espiritual se reconoce la existencia de huellas kármicas que hemos ido acumulando con todas las acciones que obramos en nuestras vidas pasadas, temas para los que tengo publicaciones explicándolos a profundidad. Menciono esto solo para tener una base sobre la cual desarrollar y entender el hecho de que toda persona tiene heridas a nivel energético que debe sanar para su desarrollo y evolución. Todas estas heridas se han agrupado en 5 categorías: abandono, rechazo, humillación, traición, y abuso o injusticia. 


Al ver estas heridas desde la óptica del cuerpo energético y los bloqueos a nivel sutil que se generan con cada experiencia negativa o traumática –adicional a las tendencias kármicas con las que nacemos y que tenemos que trabajar– se vuelve evidente que las 5 principales heridas de la infancia corresponden con los desbalances de los 5 centros energéticos –o chakras– corporales. Para quienes quieran conocer a detalle todo acerca de los chakras tengo una lista de reproducción muy completa en donde lo explico, además de una formación intensiva de la cual les hablaré al final de esta publicación.


A través de los chakras es que la energía espiritual fluye tanto al cuerpo como a nuestra vida. Un desbalance a este nivel no solo tiene repercusiones corporales, psicológicas y emocionales, sino también en las áreas de vida que le corresponden a cada chakra. Y si bien tenemos 7 chakras, el 6to y el 7mo están relacionados con las áreas de trascendencia y espiritual en nuestra vida, por lo que las heridas de infancia los afectan de manera indirecta, a diferencia del 1er a 5to chakra, que se relacionan más con cuestiones de esta vida.


Puede que conscientemente hayamos olvidado nuestra infancia e incluso ignoremos por completo cómo nuestra madre llevó su embarazo, bajo qué condiciones fuimos gestados, etc. –todas estas cuestiones que nos afectan a nivel energético–. Pero si uno o varios chakras están desbalanceados debido a una herida de infancia, hasta que tomemos consciencia de esta o estas herida(s) vamos a seguir repitiendo el mismo patrón una y otra vez. Te voy a explicar cuáles son los patrones más comunes según cada desbalance energético o herida.


La herida del abandono


Primero, tenemos la herida del abandono, la cual nos afecta directamente al primer chakra, ubicado en la base de la columna vertebral. La herida del abandono puede experimentarse de manera indirecta, sin que seamos efectivamente abandonados. Si nuestros padres o cuidadores solían pasar largas horas fuera de casa, nuestra mente inocente e infantil lo interpreta como un abandono. También, si somos el primer hijo o hija y tenemos un hermano o hermana, generaremos esta herida. Crecer con ésta nos va a mantener todo el tiempo en modo supervivencia, ya que cuando un bebé es abandonado, lo primero que siente es miedo de que le vaya a pasar algo.


El miedo es la emoción que más predominará en nuestra vida con un bloqueo del primer chakra, el cual puede surgir de la herida del abandono. Si nos angustia estar solos, buscamos constantemente tener compañía, tengo constantemente dolores físicos, y me cuesta trabajo terminar lo que comienzo y “abandono” mis proyectos, seguramente tengo esta herida. Para sanarla, hemos de conectarnos con nuestro niño o niña interior, reconocer el por qué nos sentimos abandonados, y realizar el trabajo propio del primer chakra para equilibrar su energía. Te invito a que leas la publicación que tengo acerca del primer chakra para saber más al respecto.


La herida del rechazo


Después, tenemos la herida del rechazo, la cual nos afecta directamente al segundo chakra, ubicado en el sacro. La herida del rechazo nos va a generar mucha culpa, puesto que cuando alguien nos rechaza de pequeños, no tenemos la capacidad de pensar que la otra persona expresa de esta forma sus propias heridas. Pensamos que hay algo mal acerca de nosotros mismos, y en consecuencia, nos llenamos de culpa acerca de la persona que somos. Si hemos escuchado frases como “no quiero que estés conmigo”; “vete de aquí”; o cualquier otra expresión que nos haga creer que estorbamos, generaremos la herida del rechazo.


Incluso si cuando nuestra mamá supo que estaba embarazada de nosotros y eso no estaba en sus planes, e inmediatamente rechazó esta idea, comenzaremos a generar esta herida desde nuestra gestación. Sentimos de manera subconsciente que por nuestra culpa nuestros papás no pudieron vivir sus sueños, que les limitamos económicamente, y un sinfín de ideas que tenemos al ser pequeños y sentir que se nos rechaza. De igual manera, el crecer en un ambiente en donde no se tolera la individualidad, expresada con una distinta orientación sexual, identidad de género, creencia religiosa, etc., nos causa la herida del rechazo.


Y al ser un bloqueo energético del segundo chakra, la culpa hará que desarrollemos adicciones, que nos cueste trabajo conectar con y controlar nuestras emociones, que tengamos límites muy rígidos, y que nos neguemos a nosotros mismos el disfrutar de lo placentero. Como nos sentimos rechazados y que no encajamos, entonces sentimos que no merecemos, y por lo tanto, no nos damos permiso de disfrutar de aquello que nos gusta. Como nos sentimos rechazados, a su vez rechazamos todo lo que se sale de nuestras ideas y creencias.


Para sanar esta herida, debemos de comenzar por lo más básico de todo, que es la propia aceptación. En la medida en la que nos aceptamos y nos amamos tal y como somos, es que reconocemos todas nuestras virtudes y también le quitamos la importancia al hecho de que una persona nos rechace. Comprendemos que todo el mundo está trabajando sus propias cuestiones, y ya no nos lo tomamos personal. Repetir afirmaciones positivas como “me acepto y me amo como soy” es bastante útil. Para saber más al respecto, te invito a que leas la publicación que tengo acerca del segundo chakra.


La herida de la humillación


Más adelante, llegando al tercer chakra, el bloqueo de este centro energético viene de la herida de la humillación. La herida de la humillación se vuelve evidente cuando no nos gusta mirarnos al espejo, cuando nos avergonzamos de nosotros mismos, cuando no nos sentimos capaces y desconfiamos de nuestras capacidades, y soy fácilmente manipulable. Generada usualmente entre la infancia y la adolescencia, esta herida viene de sentirnos avergonzados públicamente, aunque también puede desarrollarse por un abuso sexual, por ejemplo. Esta herida viene con mucha frustración, ya que pensamos que todo lo hacemos mal.


Al ser un bloqueo del tercer chakra, que nos da la identidad del Yo y nos permite generar un ego sano, la herida de la humillación nos hace sentir que no merecemos amor, que somos seres repugnantes e indignos, e incluso el merecer la vida misma es algo que se cuestiona. Escuchar insultos acerca de nuestra apariencia o nuestras capacidades, principalmente de nuestros padres, genera profundamente esta herida. Y como queremos sentirnos aceptados, vamos a permitir que los demás abusen de nosotros, nos manipulen, y nos haremos a nosotros mismos “pequeños” o insignificantes para no llamar mucho la atención.


La vergüenza es la emoción principal desde la cual experimentaremos nuestra vida con un bloqueo en el tercer chakra generado por la herida de la humillación. Para sanarla, es muy bueno dialogar con nuestro niño o niña interior, recordando momentos donde nos sentimos avergonzados de nosotros mismos, pero ahora dándonos ese amor y contención que tal vez en su momento nadie nos dio. Hablarnos con amor y compasión, es un bálsamo para este niño herido. Arriesgarnos a hacer cosas nuevas, como cambiar nuestra imagen o intentar algún pasatiempo nuevo, estimula nuestro autoconcepto y ayuda en la sanación.


Ejercicios en los que ejerzamos nuestro poder y marquemos límites que antes no marcábamos y nos hacían sentir denigrados también será muy útil. Escribir alguna cosa que le quisiéramos decir a alguien que sentimos que abusa de nosotros y leerlo frente al espejo en voz alta, es un acto muy poderoso que nos hace reconocer que somos capaces de reclamar nuestro lugar en el mundo. Para saber más acerca de las técnicas curativas del tercer chakra, te invito a leer la publicación que tengo en el que hablo de este tema.


La herida de la traición


Antes de hablar acerca del bloqueo del cuarto chakra, es importante reconocer que las heridas ya mencionadas –abandono, rechazo y humillación– son consideradas heridas hermanas. Si tenemos una, muy probablemente tendremos partes de las otras dos. A nivel energético, el primer, segundo y tercer chakra se relacionan al ser la energía espiritual que nos conecta con todo lo relacionado al plano físico. La supervivencia básica, la capacidad de disfrutar del placer y de conectar con las emociones, y el autoestima son todas cuestiones que se relacionan con el Yo. Por eso, estas heridas se relacionan más con nuestra persona.


Pero a nivel del cuarto chakra, en donde comenzamos a ir más allá del Yo y se desarrolla la parte social, nos encontramos con la herida de la traición. Todas las personas sabemos que cuando sentimos que alguien nos traiciona, sentimos que “se nos rompe el corazón”. Si nos cuesta trabajo confiar en la gente, somos impacientes e intolerantes, nos exigimos ser los o las mejores en todo lo que hacemos, nuestra personalidad llega a ser agresiva, y nos incomodan las muestras de afecto, seguramente tenemos la herida de la traición. 


Siempre que nuestra confianza se haya visto violentada, generaremos a cierto grado la herida de la traición. Esta herida es diferente puesto que para ser abandonados, rechazados o humillados no necesitábamos poner expectativas sobre los demás, pero para ser traicionados sí. Las primeras 3 heridas de infancia a nivel energético se relacionan con el Yo, con quién soy, con cómo me veo y con cómo me siento respecto a mi persona. Pero la herida de la traición se relaciona con los demás y mis expectativas de la gente y del mundo, lo cual la hace especialmente dolorosa.


A nivel energético, el cuarto chakra conecta a nuestra energía mental con la energía corporal y al plano mental con el plano físico. La traición hace que perdamos la confianza tanto en las personas, como en nosotros mismos. Así sea que desconfiemos de nuestra apariencia física o de lo que podemos lograr en el mundo, o que desconfiemos de nuestra capacidad mental y de lo que podemos crear, esta desconexión viene necesariamente de un bloqueo en el chakra corazón. Lo más probable, es que este bloqueo se haya generado por la herida de la traición. 


El ser maltratados por nuestros padres o ser abusados por alguien en quien confiábamos desarrollará esta herida. Y en consecuencia, nos volveremos en personas muy controladoras para evitar que vuelvan a traicionarnos, y optaremos por manipular a las personas más que confiar en ellas. Sanar esta herida requiere de nosotros que regresemos mentalmente a el momento o los momentos donde fuimos traicionados o traicionadas, e intentemos desarrollar compasión por la otra persona. 


El cuarto chakra nos da la energía para conectarnos con las otras personas, y esto será imposible si no sano la herida de la traición por medio de la confianza en nosotros mismos y en los demás. Saber que prácticamente todas las personas cargamos con una o varias heridas de infancia nos ayuda a entender por qué la gente actúa como lo hace. Cuando nos traicionan nunca tiene que ver con nosotros; simplemente es la forma en la que la otra persona sabe actuar y relacionarse. Si alguien nos traiciona, seguramente tiene la herida de la traición.


De esta manera es que podemos recobrar la confianza en nosotros y en los demás. Saber que todos nos equivocamos y cometemos errores permite que veamos más allá de nuestro propio dolor y tratemos de comprender el por qué del actuar de las personas. Si quieres saber más acerca de cómo sanar al cuarto chakra, te recomiendo que leas la publicación que tengo hablando a profundidad de este chakra. Sanarlo es indispensable para conectar a la mente con el cuerpo.


La herida de la injusticia o el abuso


Y por último, tenemos la herida de la injusticia o el abuso, la cual impacta directamente al quinto chakra. Si tengo una obsesión con mi apariencia física, preferimos hacer las cosas solos o solas y procuramos evitar el contacto social, tengo síntomas del Trastorno Obsesivo Compulsivo, y no me permito expresar lo que siento o lo que pienso, esto nos indica que hay un bloqueo a nivel del quinto chakra, generado muy probablemente por la herida del abuso o la injusticia. Haber crecido en un ambiente muy rígido y estricto en donde no se nos dejaba ser nosotros mismos es una de las principales causas de esta herida.


Esta herida, que suele ir de la mano con la herida de la traición, hace que generemos una imagen distorsionada de lo que es justo y lo que no. El pensar que la vida es dura y solo trabajando sin descanso y hasta desgastarnos seremos merecedores de algo; que “cada persona tiene lo que se merece” o que “la gente es pobre porque quiere”; y que todo se gana con sacrificio, viene de la herida de la injusticia. Crecer con muchas exigencias y responsabilidades que no correspondían a nuestra edad también genera esta herida.


Igualmente, el bloqueo en el quinto chakra por la herida de la injusticia nos hará obsesionarnos con la perfección, y la exigiremos siempre de nosotros mismos y de los demás. Obviamente, esta expectativa nunca se va a cumplir, y esto nos llevará a sentir que la vida es injusta. No toleraremos por nada del mundo la falta de integridad y querremos siempre ser la voz de la justicia, siendo en muchas ocasiones injustos con nosotros o con los demás debido a nuestras expectativas irreales y sin siquiera darnos cuenta.


La sanación de esta herida requiere que, primero, trabajemos en nuestras altas expectativas. Cometer errores de manera voluntaria y trabajar en tratar de soltar el control de una situación es muy bueno; al final, hemos de tomar consciencia de que no controlamos nada del mundo externo. Solo controlamos nuestros pensamientos, acciones y reacciones. Aprender a dar sin esperar nada a cambio, y a recibir sin pensar que eso tenemos que compensarlo de una u otra forma nos permite relajar un poco la idea que tenemos de lo que es justo.


Trabajar con la expresión de las injusticias o abusos que sentimos haber vivido en nuestro desarrollo nos permitirá quitarles poder sobre nosotros, perdonar y así seguir adelante. Hasta que podamos sanar esta herida es que podremos mostrarnos al mundo tal y como somos, con nuestras imperfecciones, sin la presión de tener que mostrarnos como seres perfectos. Hablo más acerca de cómo sanar al quinto chakra en la publicación que tengo de este tema, y te invito a que la leas para que tengas la imagen completa.


Los chakras del 1 al 5 son los más relacionados a esta vida, este cuerpo, las relaciones que tenemos siendo este Yo. El sexto y séptimo chakras se relacionan más con lo trascendental y la divinidad, por lo que las heridas de esta vida solo los afectan de manera indirecta, aunque claro que todos los chakras se ven perjudicados. Tenemos que ser conscientes de que todas las personas somos diferentes, por lo que cada herida o mezcla de heridas se verá diferente en cada persona. En caso de que quieras acompañamiento para reconocer qué herida cargas a nivel energético, te invito a que agendes una sesión conmigo, en la cual trabajaremos juntos para identificar tu caso en específico.


Comentarios

  1. Muchas gracias Ale! Aprendo mucho de mí mismo con todo lo que compartes. Saludos

    ResponderEliminar
  2. Gracias Alex. Muy buena información. Mil bendiciones

    ResponderEliminar
  3. Excelente la publicación. Mil y mil gracias.

    ResponderEliminar
  4. Gracias muy buena la información y útil a la vez, me veo identificada en tres de esas heridas gracias 🙏

    ResponderEliminar
  5. Me gustaria saber aun que creo que las tengo todas 😞 donde se puedo hacer esto

    ResponderEliminar

Publicar un comentario