¿EXISTE UNA DIETA ESPIRITUAL? ¿LO ES EL VEGANISMO?

 

Aunque el camino espiritual es un camino interno que busca llevarnos más allá de esta vida y hacernos entender que esta vida es temporal, que no somos nuestro cuerpo y que al morir nuestra consciencia –a la que se le suele conocer como mente, alma o espíritu– va a seguir, es muy importante entender que este cuerpo es nuestro hogar en esta vida. Aunque vayamos a dejarlo atrás, en este momento es la única posesión que realmente tenemos, y el estado en el que se encuentra nos afecta. A pesar de que nuestro espíritu y nuestro cuerpo son dos cosas totalmente separadas y distintas, ahora dependen uno del otro y como tal, se afectan mutuamente. Una de las cuestiones corporales que más nos afectan a nivel energético-espiritual es nuestro régimen alimenticio.


Sería absurdo negar el impacto que nuestra dieta tiene sobre nuestro estado de ánimo, y más aún sobre nuestro cuerpo. Dejando en claro que es obvio que hay distintas complexiones y hay regímenes alimenticios que se adecúan a las necesidades de todas las personas, está de más decir que hay alimentos que a todas las personas nos afectan de manera negativa. Generalmente se reconoce que los alimentos altamente procesados, con mucha azúcar y con químicos son nocivos para la salud. Algo que no se reconoce de manera tan general pero acerca de lo que hay un enorme sustento científico es que estos elementos, especialmente el azúcar, no solo generan fuertes adicciones sino que también causan desequilibrios emocionales y hasta de comportamiento.


Y si bien ya hay mucha más consciencia respecto al hecho de que los alimentos muy procesados hacen daño y que elementos como el azúcar nos perjudican física y emocionalmente, no la hay tanto acerca del impacto energético y a nivel sutil que tiene en nosotros aquello que comemos. Hay 2 distintas perspectivas desde las cuales explicaré la cuestión de la dieta y cómo se relaciona a nivel espiritual y energético con nosotros. La primera perspectiva que explicaré es desde el punto de vista de la energía y la vibración. El concepto “vibración” es uno que se ha popularizado mucho en años recientes pero en el que no se suele profundizar tanto, dejándolo solo en que “debemos vibrar alto” y cosas así. Algo que tenemos que conocer para poder entender cómo la dieta nos afecta energéticamente, es la energía espiritual.


La energía espiritual es lo que le da vida al cuerpo. Obviamente los elementos, es decir: la comida, el agua, el calor y el aire, son todos necesarios para sustentar al cuerpo. Sin embargo, la principal fuente de energía que le da vida es la energía espiritual, la cual proviene del cuerpo energético, específicamente del sistema de chakras. Los chakras son los centros de energía espiritual desde los cuales esta energía fluye hacia el cuerpo físico y le da vida. 


Todas las personas en nuestro día a día tenemos cierta cantidad de energía, esto es obvio. Sabemos que mucha de esta energía la utilizamos para realizar todas las actividades que hacemos, pero no solemos ser tan conscientes de que gran parte de la energía que consumimos diariamente se invierte en el proceso digestivo. El estómago es como un horno que va a transformar lo que comemos en energía para que el cuerpo pueda seguir con vida, pero el combustible para que funcione este horno es energía espiritual. Por eso, usualmente después de comer mucho sentimos lo que en México se conoce como “el mal del puerco”. Tenemos un bajón de energía porque la energía espiritual que antes estaba enfocada en hacer cualquier otra actividad, ahora se enfoca en hacer digestión.


Los alimentos muy procesados, así como las carnes rojas, son especialmente difíciles de digerir. El cuerpo debe emplear grandes cantidades de energía para hacerlo, lo cual nos deja cansados, hace que se nos dificulte concentrarnos, y en consecuencia nos sentimos sin ánimos. Dolores Cannon, autoridad en materia espiritual, identificó que la carne de los animales más grandes y pesados, como la carne de res, de vaca y de cerdo, le cuestan mucho trabajo al cuerpo para ser digeridas. Según Dolores, la vibración de las personas disminuye o se debilita cuando consumimos estos alimentos debido a que mucha de nuestra energía se enfoca en la digestión.


Sabemos que cuando nos excedemos al comer nos sentimos mal. Queremos dormir, estamos cansados, y aunque hay quienes argumentan que la carne –por ejemplo– puede generar el efecto contrario, al ser una fuente de proteínas que nos dan energía y nos hacen sentir bien, aquí entra la segunda perspectiva acerca de la dieta y su impacto energético y espiritual. Hay caminos espirituales, como el budismo, en los cuales se aconseja que se deje de comer carne de cualquier animal por el mero hecho de que son seres sintientes y que para convertirse en nuestro alimento, sufrieron y les quitaron la vida. Todo con el único fin de que nos los podamos comer.


Antes de profundizar en este punto, debo aclarar que no pretendo juzgar a quienes comen carne. Solo comparto esto para quienes les interese integrar su alimentación a su camino espiritual; cada quien lleva la dieta que mejor le parece y le funciona y, en mi experiencia, es hasta que realmente estamos listos a hacer cambios que éstos deben hacerse. Si nos forzamos a hacerlo por alguna cuestión espiritual sin tener el deseo genuino de hacerlo, solo nos vamos a frustrar y disgustar. Aunque no nos guste admitirlo, es obvio que los animales tienen emociones, y está comprobado que el cuerpo físico encapsula las emociones muy fuertes o traumáticas. En el caso de los animales que son sacrificados para volverse alimento, estas emociones permanecen en su carne, la cual posteriormente consumimos.


En otras palabras, cuando consumimos carne estamos consumiendo las emociones de sufrimiento de los animales que experimentaron momentos antes de su muerte. Las emociones negativas, como el miedo a morir, tienen una de las vibraciones más bajas de todas. Cuando comemos carne que está impregnada de esta energía, estamos integrando esta vibración a la nuestra, lo cual naturalmente no puede tener un impacto positivo. Hay muchas cosas que hemos hecho para quitar de nuestra mente la idea de la negatividad que hay de comer carne, como los cuentos de animales que viven fuera de jaulas y en libertad toda su crianza, pero eventualmente son llevados al matadero y ellos lo saben, lo cual siempre va a causarles malestar.


Entonces, si tenemos estas visiones de que los alimentos muy procesados consumen grandes cantidades de nuestra energía –lo cual baja nuestra vibración–, que las carnes rojas también lo hacen además de que –al igual que toda carne animal– vienen impregnadas de las emociones negativas y de baja vibración de los animales antes de ser sacrificados, ¿cuál es la dieta correcta y por qué? Varias de las corrientes espirituales que reprueban el consumo de animales optan, naturalmente, por una dieta de origen vegetal. Pero antes de que esto aborrezca a quienes no son fanáticos de los vegetales, quisiera comenzar por explicar el impacto energético de llevar esta alimentación para así darle un sustento de más peso al argumento, que el mero hecho de decir “los vegetales son mejores que la carne”.


En su libro mundialmente famoso “La Autobiografía de un Yogui”, el autor Paramahansa Yogananda explica que, a lo largo de su vida y su camino en búsqueda de la iluminación espiritual, conoció varios seres con un alto nivel de desarrollo espiritual. Algunos de estos seres, también conocidos como místicos, habían alcanzado tal nivel de desarrollo espiritual que ya no necesitaban ingerir alimentos físicos, sino que todo el sustento que su cuerpo físico necesitaba, lo absorbían de la luz. Al escuchar esto podríamos pensar que esto es un cuento de ciencia ficción, pero si lo pensamos con lógica y detenimiento, nos podremos dar cuenta que –de hecho– la luz solar es la fuente y la materia prima de todos los alimentos que el cuerpo humano necesita.


Podemos partir desde la necesidad básica de proteína. Mucho se habla de que la evolución humana se llevó a cabo gracias a que comíamos animales y de su carne recibíamos las proteínas y demás nutrientes que el cuerpo necesita. No voy a debatir este punto sino que voy a tomarlo para basar la línea de razonamientos. La carne que solemos consumir puede provenir o de animales carnívoros o de animales herbívoros. Los primeros consumen a los segundos, y éstos últimos ¿de dónde reciben toda su nutrición? Como su nombre lo indica: la reciben de las plantas. Éstas, a su vez, necesitan de un elemento clave para poder crecer, sin el cual sería imposible su desarrollo: la luz.


Si partimos del argumento de que la luz es la principal fuente de sustento para la vida del cuerpo físico, podemos entender el siguiente punto: Un animal carnívoro es en esencia luz que ha pasado por varios procesos de transformación. Primero eran una planta, después pasó a ser transformada por el organismo de un animal herbívoro, y tuvo otro proceso de transformación en el organismo del animal carnívoro. Es decir, es luz cuya pureza se ha ido diluyendo en todos los procesos de digestión que ha sobrellevado. Por otro lado, una dieta vegetal es la forma más pura que tenemos en nuestra condición humana de consumir esta luz y nutrirnos de ella sin que esté tan diluida.


Sé que es natural el argumento que afirma que hay nutrientes que solo se pueden conseguir de la carne y que no consumir carne solo puede llevarnos a desequilibrios peligrosos. Pero aún así, hay incontables evidencias de que no solo llevar una dieta en su totalidad a base de plantas –y con los suplementos aplicables para cada persona– es mucho mejor para la salud que una dieta que incluye carne, sino que también trae beneficios emocionales y energéticos que no son tan perceptibles a simple vista como lo es el impacto físico. Así como hay quienes han vivido muchísimos años comiendo mucha carne, también hay quienes han vivido demasiado a base de una dieta 100% vegetal.


En su amplio estudio acerca de la conciencia humana, Dolores Cannon también identificó lo mismo que Paramahansa Yogananda explica en su obra: la luz solar es la fuente principal de vida para el cuerpo físico. De alguna forma lo sabemos: si no fuera por el sol, sería imposible que hubiera vida en el planeta. No estoy proponiendo que dejemos de comer y nos alimentemos solo de luz solar porque es probable que nuestro cuerpo muera en el intento. Lo que quiero compartir es que si queremos abordar nuestro desarrollo espiritual desde otra perspectiva que nos sea más fácil, si tal vez la meditación u otras prácticas nos cuestan trabajo, podemos comenzar por hacer cambios más tangibles e inmediatos como hacer modificaciones a nuestra dieta, de manera que corresponda con aquella persona en la que nos deseamos convertir. 

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