SAMSARA, KARMA y DHARMA

Antes de empezar esta publicación, es importante mencionar que existen muchas interpretaciones acerca de estos conceptos, y aquí te comparto la mía. Obviamente no conozco la verdad absoluta, por lo que te invito a investigar en otras fuentes respecto al tema si te llama la atención. Así podrás llegar a tus propias conclusiones y generarás una idea que te funcione a ti. 


El Samsara es lo que se conoce como la rueda de la vida. En muchas culturas es conocido el hecho de que esta vida solo es 1 de una infinidad de vidas que hemos vivido y tenemos por vivir. El escepticismo respecto a la reencarnación viene de una mente ignorante (sin ofender), ya que existen muchísimas obras de autores prestigiosos que hablan acerca de experiencias cercanas a la muerte o extra-corporales, donde queda claro que esta vida es pasajera. 


Incluso los avatares de las principales religiones del mundo, tales como Jesucristo o el Buda, hablaron acerca de cómo después de esta vida vamos a “comer los frutos” de aquello que hayamos sembrado aquí. Usualmente se habla del cielo y del infierno: si somos buenos nos iremos al cielo y disfrutaremos del paraíso eternamente. Pero si somos malos, vamos a arder en el infierno por toda la eternidad. 


Esto no es precisamente acertado. No hay un único cielo ni un único infierno, en realidad existen un sinfín de planos a los que podemos dirigirnos una vez que esta experiencia humana termina. Dentro del Samsara existen vidas que pueden asemejarse a la idea que tenemos del cielo: esto es, nacer con “buena suerte”, o con condiciones favorables para que tengamos una vida más feliz y plena. 


Sin embargo, lo que distingue a las vidas dentro del Samsara o la rueda de la vida es que existe el sufrimiento. Por ejemplo: aquellas personas que vinieron a tener una experiencia humana que nacieron gozando de buena salud, de abundancia, de un sistema social y familiar amoroso, y tendencias espirituales (lo cual da paz mental), han acumulado méritos que los hizo acreedores a esto, no obstante, todavía no se liberan de todo su karma y por eso siguen en el Samsara.


Samsara: la consecuencia del karma negativo


Sin importar las condiciones en las que nacemos, es inevitable el sufrimiento en esta vida. Parte de las cualidades de los planos dentro del Samsara es que no podemos evitar sufrir, a menos que nos iluminemos espiritualmente y nos liberemos de todo el karma pasado. El karma es la ley universal que nos dice que todo lo que hagamos, tendrá una consecuencia. Existe una percepción errada de que “Dios castiga”, pero en realidad solo es el karma madurando


A lo largo de todas nuestras vidas pasadas, hemos cometido muchas faltas. Claro que no debemos sentirnos culpables por ello; a lo largo de la evolución de nuestra conciencia o alma –que es nuestra parte eterna– vamos aprendiendo y mejorando, y en realidad el seguir renaciendo en el Samsara nos da una oportunidad de purificar este karma, y así evitar renacer en reinos donde exista el sufrimiento. 


En los reinos inferiores el sufrimiento es excesivo. La idea que se tiene del infierno tiene algo de acertada respecto a esto, ya que se dice que la esperanza es inexistente. En estos reinos, al haber mucha pena, el lograr acumular méritos que nos hagan acreedores a una vida donde tengamos la capacidad de decidir ser buenas personas y disfrutar de nuestra vida, tal como la experiencia humana, es muy difícil


Entender esto hace que valoremos nuestra vida mucho más de lo que lo hacemos, ya que realmente tenemos una oportunidad única de purificar el karma de muchas vidas pasadas y así garantizar que ya NO tengamos experiencias en los reinos inferiores. Para lograr esto, debemos volvernos en practicantes del dharma. El dharma, en las palabras de mi guía espiritual, son protecciones mentales


Todo el karma que generamos y acumulamos viene de llevar una vida (o varias vidas) impulsada por la perturbación mental. Todas las emociones negativas, sobre todo aquellas que nos impulsan a hacerle daño a los demás, tales como: la ira, los celos, el resentimiento, el odio, la envidia, etc., hacen que estemos generando karma de una forma descontrolada, y el dharma es la protección ante estos pensamientos o emociones. 


Veamos un ejemplo: cuando tenemos una relación, los celos nos pueden llevar a actuar de una forma mezquina. El simple hecho de tener pensamientos motivados por el celo, ya es suficiente motivo para generar karma, ya que como he explicado en otros videos, los pensamientos son energía, y el encontrarnos emitiendo energía negativa, solo puede tener como consecuencia que atraigamos a nosotros energía negativa


Dharma: la protección mental


Ahora bien, el anti-apego sería la protección de dharma que evita que caigamos en este error. Tener pensamientos de una naturaleza positiva es la mayor protección que tenemos ante cualquier tipo de negatividad. Hay 3 “joyas” como le llaman en el budismo, que nos ayudan en cualquier momento a detener la generación de karma, estas son: anti-apego, anti-odio y anti-ignorancia


En la práctica del dharma, aprendemos que existen tres motivos principales por los que generamos karma: el primero es el apego, ya que evita que podamos soltar todos los placeres del Samsara y, por ende, nos anclamos a éste y renacemos en él. El segundo es la ignorancia; muchos maestros iluminados dicen que la ignorancia es la principal fuente de sufrimiento, ya que nos hace actuar de forma impulsiva o no-racional


El tercero es el odio, no hay mucho que se pueda decir acerca de esto… el odio es veneno y nada bueno puede resultar del odio. Estos tres “venenos” que nos anclan al Samsara, vienen de irnos a los extremos de las sensaciones que existen en la rueda de la vida: agradables, desagradables o neutras. El exceso de lo agradable trae apego, el exceso de lo desagradable trae odio, y el exceso de la neutralidad trae ignorancia


Aprender a mantenernos en un punto medio, evitando los tres venenos, es la mejor manera de purificar nuestro karma pasado y de practicar el dharma, con lo que adquirimos méritos que nos vayan ayudando en la expansión de nuestra conciencia, con lo que podemos garantizar ir saliendo poco a poco del Samsara. Buda decía que la conciencia evoluciona a lo largo de periodos inmensos de tiempo, por lo que debemos tenernos paciencia y compasión. 


El fin último de la vida humana es la iluminación espiritual, ya que el simple hecho de haber nacido en este plano quiere decir que tenemos todo el potencial de purificar por completo nuestro karma, por medio de la práctica del dharma, y así poder soltar todo aquello que nos ancla a los planos donde existe el sufrimiento, y garantizar que, cuando dejemos este plano, evolucionemos a una dimensión libre de malestar


El deseo auténtico de practicar el dharma por la motivación de sanar todas nuestras faltas del pasado y por el interés genuino de ser una buena persona, sabiendo que al serlo estamos siendo una fuente de energía positiva para el universo y para los demás, es un paso gigante en el camino hacia la liberación de todo el sufrimiento. Todos tenemos el poder de elegir practicar las buenas acciones del dharma en todo momento.

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