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Espiritualidad 101: EL AMOR
Uno de los propósitos de la espiritualidad es ayudar en el cambio de la perspectiva dualista que se tiene la mayor parte de la vida, en donde todo tiene polaridades opuestas; es decir, bueno y malo; luz y oscuridad; calor y frío; y se busca adquirir una perspectiva unificada en donde las cosas no se vean como opuestos, sino como un todo. La maldad no es lo opuesto a la bondad, es la ausencia de ésta. La oscuridad es la ausencia de luz. El frío es la ausencia de calor. Entender esto es necesario para poder darnos cuenta de que las cosas no tienen un opuesto, sino que todo es parte de una sola unidad.
El odio no es lo opuesto al amor; es la ausencia de éste. Todos tenemos una idea acerca del amor que se ha visto influenciada por la sociedad y por la cultura en la que vivimos. Independientemente de cuál sea la fuente de nuestro concepto del amor, muy probablemente ésta tenga conceptos dualistas: es decir, que dentro de lo que entendemos como “amor” hay cosas buenas y cosas malas. Podemos pensar que así como el amor nos hace muy felices, nos hará sumamente tristes si algún día termina. El hecho de vivir el amor a partir de un posicionamiento dualista hace que pensemos que éste viene con su lado negativo, cuando en realidad no es así.
Desde la visión espiritual, el amor es más que un sentimiento; es un estilo de vida. El amor no se siente solo por aquellas personas que están en nuestra vida, con quienes tenemos una historia y a quienes conocemos profundamente: el amor es algo que se experimenta como una forma de ver y vivir la vida. Una de las mayores enseñanzas es que el amor es la frecuencia fundamental del universo: todo está creado con base en el amor y toda la creación es amor, simplemente que se encuentra en diferentes niveles de intensidad. No existe tal cosa como la ausencia total del amor; solo hay amor en su nivel más mínimo, y esto, al contrario de lo que se cree comúnmente, no es el odio; sino el miedo.
Algo que se aprende en el camino espiritual es que uno no logra nada atacando la ausencia de aquello que se pretende obtener; por ejemplo, si buscas más amor, no debes buscar erradicar el miedo, pues éste simplemente es el aspecto más débil del amor. Lo que se debe hacer es buscar incrementar la cantidad de amor; hay una frase que dice que la oscuridad no se elimina al atacarla, sino al llevar hacia ella la luz de la sabiduría. Ver la vida a través de la perspectiva de la dualidad hace que desperdiciemos nuestro tiempo y energía al buscar atacar los efectos de una causa, en lugar de atacar a la causa para eliminarla. El miedo simplemente es el efecto de la ausencia del amor; y la causa es precisamente la ausencia del amor.
Otro de los problemas que vienen de ver el amor a partir de la visión dualista, es que normalizamos todas las partes negativas que se cree que viene del amor: si el supuesto contrario al amor es el odio, entonces también se vuelven aceptables todas las cualidades que se le atribuyen al odio, siendo algunas de estas el resentimiento, la envidia, el deseo de venganza, el juicio y la crítica. Tener esta percepción nos obliga a actuar a partir de la aceptación de la existencia del odio como algo separado del amor, y esto no es así. El odio sigue siendo amor pero en un nivel muy bajo. Ese dicho que dice “del amor al odio hay un solo paso” es real.
Uno de los ejemplos más claros acerca de las consecuencias de ver al amor como el polo opuesto del odio, es que cuando pensamos que dejamos de amar a alguien tras una ruptura, por ejemplo, entonces pasamos de ver a la persona desde una parte de la dualidad –el amor– hasta el extremo opuesto –el odio–. Ninguno de nosotros tiene la capacidad de dejar de sentir amor, pues es nuestra esencia. Pensar en alguna persona a la que le guardemos resentimiento, y verla a partir de la perspectiva “no la amo suficiente” en lugar de “la odio”, hace que todo el contexto se transforme por completo.
De hecho, esa es una de las finalidades de la espiritualidad: poder cambiar el contexto de la percepción a través de la cual estamos observando algo. Reconocer que no existen los opuestos, sino que todo simplemente es una única cosa que se presenta en diferentes intensidades, permite identificar la verdadera fuente de alguna carencia, y solo así es que logramos enfocarnos en cambiar aquello que realmente puede ser cambiado, en lugar de vivir bajo la ilusión de que podemos generar un cambio real y duradero, cuando buscamos eliminar lo que percibimos como el opuesto de alguna cosa.
Gracias, hermoso mensaje.
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