Espiritualidad 101: EL DINERO

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Espiritualidad 101: el dinero

Uno de los propósitos de la espiritualidad es ayudar en el cambio de la perspectiva dualista que se tiene la mayor parte de la vida, en donde todo tiene polaridades opuestas; es decir, bueno y malo; luz y oscuridad; calor y frío; y se busca adquirir una perspectiva unificada en donde las cosas no se vean como opuestos, sino como un todo. La maldad no es lo opuesto a la bondad, es la ausencia de ésta. La oscuridad es la ausencia de luz. El frío es la ausencia de calor. Entender esto es necesario para poder darnos cuenta de que las cosas no tienen un opuesto, sino que todo es parte de una sola unidad.

La pobreza no es lo opuesto de la riqueza, sino es la ausencia de esta. El dinero es uno de los temas que más han sido trastornados por la sociedad, a tal punto de que la gran mayoría de los problemas que enfrentamos hoy en día son a causa de y podrían ser resueltos con dinero. El daño más grande que esto ha causado es en la mente de las personas, ya que se les ha hecho creer que ser rico o ser abundante va de la mano con la cantidad de dinero que se tiene en las cuentas bancarias, y esto está muy alejado de la realidad. La abundancia, a diferencia de lo que mucha gente cree, no es algo cuantificable, sino es una cualidad.

La máxima expresión de la abundancia no es acumular riquezas, tener muchas cosas materiales, y viajar por todo el mundo; la verdadera abundancia solo se puede experimentar dentro de nosotros mismos en forma de felicidad, paz, armonía y bienestar. El principal problema que se experimenta por ver el dinero con la perspectiva de la dualidad que un alto porcentaje de la humanidad tiene, es que lleva a la errada conclusión de que la abundancia –que es interna– está sujeta a la cantidad de dinero que se tenga en el mundo externo. Luego entonces, intentando ponerle un precio a una cualidad humana, sufrimos los efectos de su aparente carencia.

Es evidente que el dinero, a pesar de ser necesario en el sistema social en el que vivimos para satisfacer las necesidades básicas, no puede comprar la felicidad. Hay gente sin recursos económicos que es profundamente feliz, y también, hay gente multimillonaria sumida en una profunda depresión que, en los casos más extremos, les ha llevado al suicidio. Este es el ejemplo más claro de la ilusión que se tiene respecto al dinero: cuando intentamos cuantificar nuestra felicidad, nos vemos atrapados en el laberinto mental que constantemente nos dice: seremos felices cuando tengamos tal o cual cosa.

Una de las principales enseñanzas espirituales respecto al dinero es que no debemos verlo como algo que determine cuánto valemos y cuánto merecemos: al ser la escala principal con la cual se miden cosas tales como el éxito, entonces al no tenerlo podemos creer que no somos exitosos, o que no nos está yendo tan bien como quisiéramos. Tengo un video llamado “La Trampa del Éxito” en donde explico a profundidad este punto; pondré el link al final de este video. El mayor obstáculo que representa el dinero es cuando pensamos que nuestro valor interno, como personas, es proporcional a cuánto dinero tenemos.

Este error es cometido por mucha gente, lo cual los lleva a sentir que han fracasado, que no son lo suficientemente buenos, o que no merecen tener todo lo que sueñan con tener. El dinero no determina absolutamente nada acerca de nosotros, pues como aprendemos en el camino espiritual, todos somos seres infinitos capaces y merecedores de lograrlo todo. La perspectiva de dualidad puede hacernos pensar que si tenemos abundancia en forma de riqueza, entonces somos merecedores, exitosos y valemos mucho. Pero si llegamos a perder la riqueza, entonces también creemos que hemos perdido todas estas cualidades.

Es por ello que el dinero no debería ser el factor determinante que nos haga sentirnos abundantes, exitosos ni merecedores. Todas estas cualidades ya las tenemos, pero hay ocasiones en las que optamos por ignorar las riquezas internas, que son eternas, por enfocarnos en las externas, que son efímeras. En realidad, la abundancia es una forma de vivir que nos mantiene en un lugar mental de tanta seguridad, que es imposible que nos falte algo. ¿Alguna vez has escuchado que “dinero llama dinero”? Esto es cierto porque cuando nos sentimos con muchas riquezas, éstas llegan a nosotros.

Y repito: no necesariamente hablo de las riquezas materiales. Las riquezas internas son aquellas que nos hacen saber que podemos crear para nosotros la vida que deseamos, pero éstas solo pueden ser descubiertas cuando quitamos nuestra atención de las riquezas externas. Desde la perspectiva de la dualidad, el dinero es el fin último por el cual hacemos las cosas; desde la perspectiva de unicidad, el dinero simplemente es un medio a través del cual cumpliremos nuestros objetivos. Quitarle al dinero el poder sobre nuestra vida y retomarlo para darnos cuenta de que ninguna cantidad determina qué tan abundantes, exitosos y merecedores somos, es una de las mayores riquezas.

Terminaré este video recalcando algo que ya mencioné: la riqueza no tiene un opuesto; no podemos dejar de ser abundantes. Lo único que podemos tener es la mínima expresión de riqueza, pero no por eso dejamos de ser ricos. Tenemos total control sobré qué tan abundantes y exitosos nos sentimos, y estos son atributos que todo el dinero en el mundo no puede comprar.




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