El renacimiento cíclico, también conocido como samsara o la rueda de la vida, es la serie de renacimientos que todo espíritu o toda mente experimenta hasta que logra aprender todo lo que se debe aprender en esta serie de renacimientos. Algunos autores –así como Dolores Cannon– explican al renacimiento cíclico como tener que repetir un año en la escuela o una materia en la universidad porque no aprendimos todo lo que debíamos aprender y, por lo tanto, no aprobamos los exámenes.
Esta analogía es muy buena, así que vamos a partir de ella para lograr entender el renacimiento cíclico. Actualmente, toda la humanidad –a excepción de algunos seres– está atrapada en el samsara y precisamente por eso tenemos un renacimiento humano; vinimos aquí para seguir aprendiendo las lecciones que en nuestras vidas pasadas no adquirimos exitosamente, y por eso tenemos que repetir la materia o el ciclo escolar. La principal característica de la rueda de la vida es que, cuando renacemos en ella, experimentaremos sufrimiento.
Esto es así debido a que en vidas pasadas, por no haber aprendido las lecciones que necesitamos aprender, le hicimos daño a otras personas; todo lo que hemos hecho en el pasado y hacemos en el presente se conoce como karma. La ley del karma o de causa y efecto explican que absolutamente todas nuestras acciones, ya sean físicas, verbales o en forma de pensamientos, tendrán una consecuencia. Y la consecuencia de nuestras acciones negativas del pasado nos hicieron acreedores a un renacer nuevamente en un lugar donde experimentaremos sufrimiento.
La Tierra y el cuerpo humano son tan solo una de las muchas formas en los que se puede renacer dentro del samsara, los animales –por ejemplo– también están atrapados en la rueda de la vida. La gran diferencia es que nosotros tenemos libre albedrío: tenemos la libertad de decidir conscientemente aprender las lecciones que nos liberarán de manera permanente del renacimiento cíclico y del sufrimiento. Se puede caer en la confusión de que nacer como humanos es un castigo pero en realidad es un premio, ya que tenemos las condiciones ideales para evolucionar y avanzar al siguiente grado escolar/liberarnos del renacimiento cíclico.
Afortunadamente, en años recientes ha llegado a occidente todo el conocimiento ancestral de oriente, en donde generación tras generación ha ayudado a muchas personas a salir de la rueda de la vida; para lograrlo, hemos de alcanzar la iluminación espiritual. Tengo un video en el que explico qué es la iluminación con más profundidad y te recomiendo que lo veas para tener un contexto más amplio de este tema. Para alcanzar la iluminación tenemos que evolucionar espiritualmente, y este camino evolutivo está trazado por los siete chakras o centros energéticos que le dan vida al cuerpo.
Tengo videos para cada uno de los chakras y te invito a verlos puesto que explicar cada uno de ellos en un video tomaría muchos renacimientos en el samsara. También, la Escala del Nivel de Conciencia del Dr. David Hawkins –un ser iluminado que se liberó del renacimiento cíclico– explica detalladamente cómo es que podemos desarrollarnos y aprender todo lo necesario para poder “graduarnos” de este punto en nuestra evolución. Viendo el camino evolutivo desde la perspectiva de los chakras, hay siete obstáculos (uno para cada chakra) que hemos de trascender para poder liberarnos del renacimiento cíclico.
Éstos son: el miedo, la culpa, la vergüenza, el odio, las mentiras, las ilusiones y el apego. En dependencia de nuestro progreso superando estos obstáculos, es que nuestra consciencia o la forma en la que percibimos la vida y al mundo va cambiando. Cuando estamos atrapados en el nivel del miedo y la culpa, se dice que vivimos con una consciencia simple o de la tercera dimensión, la cual se caracteriza por mantenernos en modo supervivencia. Aquí aún no somos conscientes del rol que jugamos en la creación de nuestra experiencia y nuestra realidad, y vivimos reaccionando a todo, en lugar de detenernos a pensar en nuestras acciones.
La forma en la que salimos de este nivel y nos adentramos en el siguiente, que está obstaculizado por la vergüenza, el odio y las mentiras o la falta de integridad y se le conoce como auto-consciencia o consciencia de la cuarta dimensión, es reconociendo que nosotros hemos creado con nuestras acciones pasadas –o nuestro karma– la realidad que estamos experimentando. Solo cuando nos responsabilizamos por completo de nuestra vida es que damos el primer paso para salir del samsara y liberarnos del sufrimiento. Así, podemos dejar de lado el complejo de víctima y esto nos impulsa a adquirir los aprendizajes necesarios para no volver a renacer en la rueda de la vida.
Para ir más allá de la auto-consciencia y llegar a la consciencia más elevada, también llamada la consciencia cósmica o consciencia de la quinta dimensión, hemos de superar el mayor obstáculo de la auto-consciencia: el egoísmo. Descubrir que somos creadores de nuestra realidad nos da un gran poder puesto que hace que actuemos conscientemente, y esto vuelve nuestras acciones mucho más poderosas. Sin embargo, podemos quedar atrapados en este nivel porque al darnos cuenta de que creamos nuestra realidad, es posible que generemos una adicción a buscar solo nuestro placer y nuestra felicidad.
Las enseñanzas de Jesús, Buda, y demás seres iluminados que estuvieron en el planeta para ayudarnos justamente a llegar a la consciencia cósmica, se basan en dejar atrás la ilusión de separación –el sexto obstáculo hacia la iluminación– y el apego a nosotros mismos –el último obstáculo hacia la iluminación–. En mi opinión, estos son los obstáculos más retadores puesto que habitamos un cuerpo separado, y la idea de que el mundo exterior y el interior son dos cosas separadas es muy fuerte por esto. Solo cuando aprendemos que habitamos una realidad proyectada desde nuestro interior es que superamos este obstáculo.
Si quieres saber más acerca de la consciencia de la tercera, cuarta y quinta dimensión, tengo un video al respecto. Finalmente, llegamos al examen final de la rueda de la vida: el apego a nosotros mismos. Esta obsesión que tenemos con nosotros mismos, en donde buscamos exclusivamente nuestro bienestar, es la principal causa de que en el pasado hayamos realizado acciones negativas, lastimado a los demás, y finalmente creado karma negativo que nos mantiene prisionerxs del samsara.
Todas las enseñanzas de todos los seres iluminados tienen como objetivo que eliminemos esta forma de ser y de pensar, en donde primero yo, después yo, y por último yo. Este es el aprendizaje principal de la vida humana y la forma de liberarnos para siempre del renacimiento cíclico: entender que toda persona importa tanto como nosotros, y que nosotros tenemos la capacidad de hacer felices a los demás. Se dice que la mejor forma de ser infeliz es buscando la felicidad propia, mientras que la mejor forma de ser feliz es buscando la felicidad de los demás.
Hay un dicho que dice “el que no vive para servir, no sirve para vivir”. Y claro, no se trata de abandonarnos a nosotros mismos sino todo lo contrario: se trata de superar todos los obstáculos que hay en el camino a la iluminación, para así poder ayudar a los demás a hacer lo mismo. Solo así es que podemos liberarnos de todo el karma negativo y del apego a nosotros mismos que nos mantiene regresando una y otra y otra vez al samsara. Hasta que entendamos que estamos aquí para beneficiar a los demás, es que podremos aprender el verdadero significado y nos graduaremos de esta vida.
Extraordinaria esta enseñanza que nos ha dado, esto nos sirve para agregarlo a nuestro algoritmo de la Teoria del Cero 0 igual 9 igual a Cristo igual a conciencia
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