ESTADOS ALTERADOS DE CONCIENCIA Y ESPIRITUALIDAD

Antes que nada, debo aclarar que esta publicación NO es para promover ninguna sustancia, sino para hablar de la relación que tienen con la espiritualidad. Desde hace muchísimo tiempo, en épocas de las sociedades prehistóricas, eran bien conocidos los efectos de ciertas sustancias que la naturaleza le regala a la humanidad, para experimentar estados de conciencia alterados, en los que las personas tenían experiencias transformadoras que no solo las hacían sentir conectadas con La Divinidad, sino que les hacían entender la existencia de algo más allá del cuerpo físico.


Así fuera con viajes astrales, alucinaciones, experiencias extracorporales, o simples pero profundas realizaciones, no es una novedad para la humanidad el saber que existen componentes orgánicos y naturales –tales como el DMT o el THC– que parecen estar diseñados para inducirnos un estado en el que nos desconectamos un poco del mundo externo y las preocupaciones del día a día, y nos conectamos con una parte nuestra que puede permanecer dormida debido a que la ignoramos o desconocemos su existencia.


Frutos de la naturaleza, tales como el cannabis, los hongos alucinógenos y el peyote han sido usados desde hace miles de años en ceremonias sagradas con el fin de tener experiencias espirituales. Incluso estos componentes se usan en algunas medicinas tradicionales como remedios para muchos malestares, puesto que la medicina tradicional suele reconocer que varias de las enfermedades físicas tienen su origen en la mente.


Resulta interesante pensar que en algún momento de la historia los estados alterados de conciencia tuvieron un auge y estaban ayudando a las personas a reconocer que el sistema en el que vivimos no es el mejor sistema que podríamos tener, y en cuanto fue evidente para las autoridades que una de estas experiencias cambiaba la perspectiva de la realidad de un gran porcentaje de quienes la tenían, las volvieron ilegales. 


Pienso que este intento desesperado para evitar que las personas conozcan su propia mente por parte de quienes tienen el control de lo que es legal y lo que es ilegal, nos habla acerca de cómo hay una necesidad por mantenernos alejados de nuestro mundo interno para que así invirtamos toda nuestra vida siento parte del sistema que solo se enfoca en lo externo. ¿Por qué algo que proviene de la naturaleza es ilegal? ¿A quién le parece lógico que alguien puede ir a la cárcel por sembrar una planta?


Marihuana y espiritualidad



Hablemos a profundidad acerca de esta planta que ha sido criticada y pervertida a tal punto que llegó a considerarse una “droga” tan peligrosa como verdaderas drogas tales como la cocaína. El ingrediente activo del cannabis es el THC, el cual al ser ingerido viaja hasta el cerebro –en donde hay unos receptores especiales para este compuesto– y produce un estado alterado de conciencia. Algo que se debe saber acerca de la marihuana desde una perspectiva espiritual es que es una sustancia introspectiva.


Esto quiere decir que la experiencia que tengamos va a ir de la mano de nuestro nivel de conciencia, y para entender esto mejor nos referiremos a la escala del nivel de conciencia o de progreso espiritual del Dr. David Hawkins. En esta escala se explica cómo la conciencia de una persona va evolucionando desde los niveles más primitivos hasta los más avanzados, como lo es el estado de iluminación. Lo que la marihuana hace es que nos hace experimentar uno de estos niveles, lo cual es bueno para quienes están debajo del nivel de la marihuana, pero malo para quienes están arriba de este nivel.


David Hawkins –un ser iluminado– explicó que las personas no nos volvemos adictas a una sustancia per se, sino a los efectos o al nivel de conciencia que nos hace experimentar. Esto lo comprobé por experiencia propia: antes de empezar a recorrer el camino espiritual, me encontraba con un nivel de conciencia muy bajo, por lo que fumar marihuana me hacia sentir muy bien: sentía relajación, todo parecía mas interesante, y a grandes rasgos me la pasaba bien.


Pero una vez que comencé a hacer el trabajo interno propio del camino espiritual, cuando fumaba ya no me la pasaba nada bien: sentía taquicardia, ansiedad, paranoia… ya no era algo que disfrutara. Aunque algo que vale la pena mencionar es que cuando fumaba y me la pasaba bien, tenía pensamientos que no estaba acostumbrado a tener en ese entonces, como que la vida podía ser muy buena, me mostraba más paciente y tolerante con los demás, dejaba de preocuparme y obsesionarme mucho con cuestiones que estaba viviendo.


Y entonces eso fue lo que empezó a crearme una adicción: buscaba todo el tiempo sentirme así y pensar de esa manera. Creo que hubiera sido bueno para mí en ese momento el darme cuenta de que todas las personas tenemos la capacidad de tener mejores pensamientos e incrementar nuestra calidad de vida cambiando nuestra perspectiva, y podemos lograrlo sin depender de una sustancia que nos induzca esta forma de pensar. La marihuana sí puede ayudarnos en el camino espiritual si la usamos de manera responsable y solo para conocer una forma distinta de operar de nuestra conciencia.


Es necesario aclarar que no hay una experiencia universal cuando se consume marihuana: toda persona va a experimentar algo diferente. Lo que sí es un hecho es que puede causar dependencia al estado de conciencia que induce, y la finalidad de usarla con una intención espiritual es solo para darnos pequeños empujones en la dirección hacia una mente más positiva, y en el momento en el que pensemos que la necesitamos para experimentar este nivel de conciencia más elevado, entonces es momento de dejarla.


DMT y espiritualidad



Curiosamente, en el uso de DMT –conocido también como la molécula espiritual– sí se ha documentado una experiencia más o menos “similar” en quienes lo consumen. En el libro “DMT: La Molécula del Espíritu” el doctor Rick Strassman comparte su experiencia haciendo estudios controlados de los efectos que el DMT tiene sobre la gente. Este compuesto se puede encontrar en brebajes como la ayahuasca o en otras fuentes naturales como lo es el sapo del desierto de Sonora, en México. 


Los efectos de esta sustancia son por mucho más potentes que los de la marihuana, reportando por los pacientes del doctor Strassman el ver seres de otras dimensiones, encontrarse en lugares místicos, escuchar voces que tenían un mensaje especial para quienes consumían DMT. Personalmente nunca he consumido este compuesto, pero a quienes conozco que lo han hecho lo describen como una experiencia transformadora que te cambia la vida, pero que no solo requiere ser preparada por un experto, sino que también requiere de nosotros mucho valor puesto que es usado para enfrentar miedos.


De hecho, por eso el DMT es usado por algunas personas para tratar la depresión y otros padecimientos mentales: como puede causar vivencias tan intensas como las experiencias extracorporales, ayuda a que se pueda perder el miedo a la muerte, la ilusión de separación que puede provocar sensación de soledad, y la creencia de que no existe nada más allá de lo que las apariencias nos muestran. Pero al igual que con la marihuana, se recomienda que su uso espiritual sea con una intención genuina –no solo el morbo del viaje– y que no se genere una dependencia para experimentar niveles elevados de conciencia.


Existe la teoría de que la glándula pineal –el sexto chakra o el tercer ojo– segrega DMT en micro-cantidades cuando dormimos –y por eso soñamos– y cuando morimos, lo cual facilita la transición de salir de un cuerpo físico y explica por qué las personas que están en su lecho de muerte suelen tener fuertes alucinaciones. Termino este video igual que lo empecé: aclarando que no estoy recomendándole a ninguna persona que consuma algo con lo que no se sienta cómoda. Cada quien sabe qué es lo mejor para su desarrollo espiritual, y es muy bueno saber que el planeta nos da varias opciones para poder conocer un poco más acerca de nosotros mismos y lo que realmente somos, pero recordando siempre estas alternativas solo son una pequeña ayuda por parte de la Madre Tierra, y no debemos volverles parte permanente de nuestro camino espiritual. 

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