Aunque muchas personas solo podemos percibir directamente el cuerpo físico de todos los cuerpos que nos conforman, existen múltiples capas que van más allá de lo físico; en total son 7, siendo este cuerpo que experimentamos con los sentidos corporales el más denso o el de vibración más lenta de todos. Este cuerpo tiene una copia exacta de energía, es como un hermano gemelo, conocido como el cuerpo etérico. Este cuerpo es el puente entre el cuerpo físico y todos los demás cuerpos, que son energía de más alta vibración. Le corresponde el primer chakra, el cual se relaciona con las necesidades de supervivencia básicas, como lo es encontrar un lugar seguro donde vivir, poder generar dinero y conseguir comida y bebida. Todas las personas estamos familiarizadas con este cuerpo, pero cuando nuestra atención está completamente enfocada en él y perdemos de vista que nos conforman otros 6 cuerpos, podemos estar perdiéndonos de mucha información que estos otros cuerpos nos dan.
El siguiente cuerpo es el cuerpo emocional o astral. Aunque no lo conozcamos tal cual como otro cuerpo ajeno al físico, tenemos mucha experiencia en sentirlo puesto que es aquí en donde se originan con las emociones. Le corresponde el segundo chakra, el cual está relacionado precisamente con el mundo emocional de las personas. Todo lo que vivimos en el cuerpo físico genera una “huella” –por así decirlo– en el cuerpo emocional, y cuando no somos capaces de integrar las emociones que vienen de vivencias físicas muy estresantes, como lo es el caso de las experiencias traumáticas, entonces el cuerpo emocional no logra sintonizarse con el cuerpo físico. Es por eso que más adelante nos pueden invadir de la nada emociones que nos recuerden lo que sentimos cuando vivimos el trauma pero que no hemos aceptado y digerido.
Es importante notar que cuando lo que deseamos fisicamente y lo que deseamos emocionalmente se contradicen, experimentaremos síntomas de resistencia a ser nuestra verdadera esencia, los cuales son tanto enfermedades y malestares físicos y emocionales como el vivir situaciones desagradables. Por ejemplo: digamos que tuvimos una ruptura con nuestra pareja que nos causó mucho malestar. Si no sanamos esto, más adelante, en el cuerpo emocional, sentiremos naturalmente este impulso por querer conectar de nuevo con alguien. Pero físicamente nos rehusaremos a entrar en este contacto que el cuerpo emocional necesita, entonces el cuerpo físico va a dejar de estar alineado con los demás cuerpos y esto se va a manifestar en forma de enfermedades o malestar. Para evitar esto es de suma importancia que escuchemos a nuestras emociones y tomemos decisiones a partir del corazón.
Al cuerpo emocional le sigue el cuerpo mental. En éste se originan los pensamientos y es aquí en donde comienza una conexión más sutil con los demás, puesto que el cuerpo mental se extiende mucho más allá del cuerpo físico, y es por eso que las personas podemos sentir cuando alguien tiene “mala vibra” como suele llamársele. Se relaciona con el tercer chakra –el chakra de la voluntad– y es esta la voluntad que determinará si elegimos tener pensamientos positivos o negativos; esto va a ser lo que determine la calidad del cuerpo mental. Es necesario mencionar que nuestros pensamientos no se originan en nuestro cerebro y se quedan adentro de nuestra cabeza, sino que se originan en el plano mental, que es mucho más sutil y abarca un área muy grande alrededor de nuestro cuerpo, por lo que cuando tenemos pensamientos y actitudes negativas, estamos contaminando todo el espacio en el que nos encontremos.
Los cuerpos superiores
Estos tres cuerpos: etérico, emocional y mental, están muy relacionados con la personalidad que tenemos en esta vida. Es por eso que están completamente bajo el control de nuestra mente consciente: nosotros podemos decidir conscientemente qué pensar, cómo sentirnos, y de qué manera utilizar al cuerpo físico para lograr aquello que nos proponemos. Pero el cuarto cuerpo –causal: correspondiente al cuarto chakra– es el puente que conecta a los chakras y cuerpos superiores con los chakras y cuerpos inferiores. El chakra corazón se abre por medio de la energía del amor, y es por eso que hasta que logramos conectarnos con esta energía y vivir a partir de ella, que la energía universal puede fluir hasta el cuerpo físico, lo cual nos permite desarrollar poderes sobrenaturales como la clarividencia o la telepatía.
En esta vida nosotros podemos decidir qué hacer física, emocional y mentalmente, pero el cuerpo astral tiene una relación más estrecha con el karma que hemos acumulado en nuestras vidas pasadas. Es por eso que este cuerpo no está tanto en nuestro control consciente como los otros tres, ya que trae las huellas kármicas que generamos en el pasado, y de ahí viene su nombre: el karma son las causas de las experiencias que vivimos en esta vida. Más allá de este cuerpo comienzan los cuerpos que no se relacionan tanto con los aspectos físicos y de esta vida, sino con el aspecto espiritual y trascendente. El primero de estos cuerpos, el cual está relacionado con el quinto chakra, es el cuerpo espiritual. Se le conoce así puesto que es el último de los cuerpos que podemos alcanzar en nuestra condición humana. En este cuerpo yace nuestra Voluntad Espiritual, y cuando nos entregamos por completo a él es que podemos entrar en la etapa de iluminación, que es la transición de un ser humano a convertirnos en un Cristo o en un Buda.
El penúltimo de los cuerpos, el cual va de la mano con el sexto chakra o el tercer ojo, es el cuerpo búdico o crístico. Este chakra es el chakra mental, y este cuerpo es aquel que nos conecta con la visión superior de la verdadera existencia de lo que se conoce como “La Divinidad” o “Dios”. Este cuerpo tiene la mente espiritual, y es a partir de éste que podemos conectarnos con la totalidad de la existencia tanto del presente, pasado y futuro. Al ser un cuerpo de una vibración muy sutil o rápida, solo aquellas personas que han evolucionado espiritualmente hasta este nivel tienen acceso a la información que se almacena en este cuerpo, tal como las vidas pasadas o las relaciones kármicas. La Conciencia Crítica es aquella que despierta cuando nos conectamos con este cuerpo, y así eliminamos todo rastro de negatividad de nuestro Ser, y solo somos el amor incondicional que Cristo y Buda explicaron como el objetivo último de la vida humana.
Y por último, está el cuerpo átmico, propio del séptimo chakra, que es la puerta que nos conecta directamente con La Fuente o La Divinidad. En este cuerpo se encuentra la verdad última de la vida, nuestro propósito, y es el más elevado de todos. Cuando nuestra evolución espiritual nos permite conectarnos directamente con el cuerpo átmico, desaparece la ilusión del Yo, de la persona que creemos ser, y realizamos por completo nuestra esencia. Echkart Tolle, un ser iluminado autor del internacionalmente reconocido “El Poder del Ahora”, dice que la verdad del Ser no es “yo soy esto” o “yo soy aquello”, sino simplemente “yo soy”. David Hawkins –también un ser iluminado– describe a este cuerpo como la Presencia Infinita. Como la existencia omnisciente y omnipresente: este cuerpo es como una gota de energía potencial infinita de La Fuente creadora del universo, y conectamos con él al alcanzar el máximo evolutivo espiritual: la iluminación.
En resumen: estamos conformados por un cuerpo etérico, uno emocional, uno mental, uno causal, uno espiritual, uno búdico o crístico, y uno átmico. El cuerpo físico es la expresión más densa de estas energías, pero conforme vamos haciendo que nuestro espíritu se expanda y vaya más allá de lo que vemos y experimentamos con este cuerpo, podemos eliminar de nuestra mente la idea de separación y el egoísmo que nos hace buscar solo nuestra felicidad. Así podemos conectar con nuestros otros cuerpos, los cuales es muy bueno conocer para recordar que el camino espiritual no es tanto de adquirir algo que nos hace falta, sino de conectarnos con lo que ya es al dejar atrás la ignorancia y las ilusiones.
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