LA TELEVISIÓN NOS LAVA EL CEREBRO - TEORÍAS CONSPIRATIVAS ESPIRITUALES (PARTE 1)

Definitivamente, la televisión es uno de los inventos más revolucionarios. Aunque la televisión por cable está quedando obsoleta gracias al streaming, generaciones completas crecieron acostumbradas a ver televisión. Y a pesar de que ya no se vea la televisión por cable como tal, el mismo efecto hipnótico del que hablaremos en este video sigue estando vigente en lo que sea que estemos viendo: ya sea la computadora o el teléfono, es un hecho comprobado que pasar largas horas absortos viendo películas, series, o prácticamente cualquier cosa, llega a cambiar nuestra programación subconsciente.


Hay varios argumentos del por qué se invento la televisión: para mantener a la gente informada y comunicada, como una simple herramienta de entretenimiento, o la que veremos hoy: para hipnotizar a la gente y detener la evolución espiritual de la humanidad. Pero antes de adelantarnos a la teoría conspirativa como tal, hemos de analizar los estudios científicos que han demostrado que, efectivamente, la televisión es una poderosa herramienta de hipnosis, capaz de programar cualquier cosa en la mente de las personas.


Se sabe que la mente humana aprende con mayor facilidad cuando nuestro cerebro se encuentra con cierto nivel de relajación. Específicamente hablando, cuando las ondas cerebrales están en la frecuencia alpha o theta, que son frecuencias muy lentas. El cerebro tiene 5 principales frecuencias en las que funciona: gamma, beta, alpa, theta y delta. La frecuencia gamma es la más rápida de todas y la experimentamos cuando estamos activos y muy concentrados. Por ejemplo, cuando estamos involucrados al 100% en la resolución de algún problema o experimentando un momento de mucha creatividad.


A esta frecuencia le sigue la frecuencia beta, la cual también es muy rápida y es la más común de todas cuando estamos despiertos. Se experimenta cuando vamos manejando o cuando estamos en el trabajo. En estas frecuencias no es tan fácil el aprendizaje porque todo lo que aprende se mantiene a nivel consciente. Es por eso que al dormir se asimila la mayor parte de lo aprendido durante el día, puesto que nuestras ondas cerebrales están muy lentas, y esto da pie a que la mente subconsciente absorba la información. La mente subconsciente es aquella en la que se almacena todo lo que hemos aprendido en nuestra vida –y se le atribuye el 90% de la mente–, mientras que la mente consciente es tan solo un 10%.


Todas nuestras decisiones están basadas en lo que haya programado en nuestro subconsciente. Retomando el ejemplo de las ondas beta cuando estamos manejando, la mente consciente es la que viene atenta al camino, al tráfico, a los semáforos; la mente subconsciente es la que acelera, frena, hace el cambio de velocidades, prende las direccionales, etc. Toda actividad que hacemos en automático, la estamos haciendo con la mente subconsciente. Entender esto es crucial para comprender la teoría que propone que la televisión nos ha programado para detener nuestra evolución espiritual.


En la mente subconsciente es en donde todo el aprendizaje que tuvimos durante la infancia queda programado. Se dice que a los 7 años, las personas ya tenemos programada toda la información que, de no ser cambiada, va a condicionar nuestra relación con el dinero, el amor, la salud, y todas las áreas de vida. Esto tiene un sustento científico; ¿recuerdas que mencioné que el mayor aprendizaje es al dormir, cuando las ondas cerebrales son más lentas? Pues estas ondas, que son las ondas theta y delta, están presentes casi todo el tiempo cuando somos pequeños.


Es por eso que durante la infancia, las personas podemos –por ejemplo– aprender fácilmente cualquier idioma. Gracias a la presencia de las ondas cerebrales lentas, toda la información entra directamente al subconsciente. Cuando las ondas gamma y beta están presentes, que son las de mayor actividad cerebral, podemos cuestionar lo que se nos presenta y desecharlo en caso de que no resuene con nosotros. Pero cuando la frecuencia cerebral está en theta o delta, perdemos la capacidad de discernimiento. La información entra sin ser cuestionada. Y es este hecho el cual supuestamente se ha usado para manipular la evolución de la humanidad.


Entre las ondas gamma y beta –las más rápidas– y las theta y delta –las más lentas– hay una onda que funciona como un puente entre la mente consciente y la subconsciente: la frecuencia alpha. Y sorpresivamente, esta onda es la que está más presente cuando estamos involucrados en actividades como viendo la tele, la computadora, o el celular. Al ser momentos de relativa relajación, en donde no hay mucha actividad física y lo único que estamos haciendo es concentrándonos en lo que estamos viendo, el cerebro puede relajarse y alentar su frecuencia.


Si has seguido la linea de razonamientos hasta ahora, podrás concluir lo mismo que se ha concluido en todos los estudios acerca del impacto de la televisión sobre las personas: el contenido que consumimos en esos momentos de relajación –aparentemente inofensivos– queda programado con mayor facilidad en el subconsciente. Y puede que no nos demos cuenta, incluso que pensemos que la media que consumimos no tiene ningún impacto en la vida adulta porque (en teoría) ya somos personas con un sistema de creencias formado y difícilmente manipulable. Pues según varias teorías, eso es justamente lo que se desea que pensemos.


Al poner un poco de atención en la calidad de lo que hay en la televisión, vamos a encontrar sin mucho esfuerzo un común denominador: la negatividad. Ya sea en las noticias que solo hablan de las tragedias del mundo; en las películas, en donde se exagera el drama de la vida de las personas y se nos vende una realidad muy idealizada acerca del amor, el dinero, la apariencia física; o en el exceso de anuncios y comerciales de medicina y productos para, en resumen, hacernos ver y sentir mejor y con ello ser más felices, se nos ha programado a tener una visión muy distorsionada de la realidad.


Viendo todo esto desde la perspectiva espiritual y explicándolo en conceptos energéticos, todo lo que hay en la televisión está diseñado para mantenernos en una vibración baja. Se nos habla de enfermedad; se nos vende la felicidad como algo que solo se obtiene con belleza, poder y dinero; se nos muestra un mundo horrible en donde el peligro y la desgracia están acechando y se encuentran a la vuelta de la esquina. El mensaje resumido es: esta realidad está muy jodida y solo unos pocos pueden ser felices. Y esta forma de pensar, independientemente de que creas en esta teoría conspirativa o no, es la que predomina en millones de personas.


¿Cuántos de nosotros hemos pensado que el dinero es la fuente de felicidad? ¿Cuántos de nosotros nos hemos auto-diagnosticado con alguna enfermedad que vimos en la tele o en los medios? ¿Cuántos de nosotros nos hemos sentido insatisfechos con nuestra realidad por compararla con los estándares que se nos muestran en las películas y las series? Una vez más, sin importar si crees o no que la televisión y los medios son responsables de esta forma de pensar, puedo asegurarte que en algún momento de tu vida has pensado así, y eso te ha hecho sentir mal.


Si aún tienes dudas acerca de la capacidad de los medios para condicionarnos para actuar de cierta forma, te comparto el siguiente caso: cuando comenzó la crisis sanitaria en 2020, incontables personas vivieron por primera vez en su vida una pandemia. A pesar de ser la primera vez que se enfrentaban a este escenario, la reacción de pánico, hacer compras exageradas hasta dejar los supermercados vacíos, y esperar lo peor, fue una reacción aprendida. Si nunca habíamos vivido algo así, ¿por qué reaccionar de esa forma? ¿Dónde hemos visto antes que esa es la forma en la que una persona normalmente reacciona a una crisis sanitaria? Esa reacción es muy frecuentemente vista en las películas y series.


Y por otro lado, ¿cuándo se han popularizado películas o series en donde se muestre a los protagonistas encontrar la felicidad por medio del desarrollo espiritual? ¿Cuándo ha sido popular la idea de que el dinero, la belleza y el poder no son causas verdaderas de felicidad, sino que lo es una mente apacible y controlada? El mantenernos buscando la felicidad ahí afuera no solo la aleja de nosotros al condicionarla con frases como “voy a ser feliz cuando tenga estas cosas, y me vea de cierta forma, y tenga determinado trabajo”. También evita que siquiera se nos cruce por la mente la idea de que tal vez la felicidad se crea dentro nuestro y no necesitamos nada más que el deseo de trabajar por ella para conseguirla.


Por si fuera poco, también los medios muestran a las personas espirituales como hippies, gente que no se baña, que vive en pobreza extrema, y que es muy ridícula en su forma de pensar y de actuar. Siguiendo la linea de razonamientos de esta teoría conspirativa, se puede afirmar que una sociedad de personas espirituales que crean la felicidad dentro de sí mismas, es una sociedad sin consumismo, sin estar todo el tiempo enferma de algo, sin miedo, sin culpa… en otras palabras: es una sociedad de personas con una alta vibración.


Ahora bien, digamos que todo esto es cierto: que los medios están manipulados para así alimentarnos determinada información y así condicionarnos a determinado comportamiento. ¿Quién está haciendo esto y por qué? ¿No se supone que hay varias empresas que incluso compiten entre sí para ser las más consumidas? ¿Por qué todas estarían de acuerdo en hacer exactamente lo mismo? Para conocer la respuesta a estas y más preguntas, te invito a suscribirte y encender las alertas del canal, ya que próximamente subiré el video en donde hablo de este tema.


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