¿QUÉ ES EL AURA? ¿PARA QUÉ SIRVE? ¿CÓMO FORTALECERLA?

 

El aura es algo que se conoce desde hace miles de años en oriente, donde los fenómenos como la clarividencia, la capacidad de ver auras, y más capacidades “sobrenaturales” han sido reconocidas a lo largo de la historia. Aunque en occidente hay un poco menos de apertura a la existencia de estos fenómenos –a pesar de que estén bien documentados– la ciencia ha avanzado en la dirección de poder darle una explicación que satisfaga a la mente occidental. En términos espirituales, el aura no es más que parte de nuestro cuerpo energético. Así como el cuerpo físico tiene una sombra que siempre le sigue, el cuerpo energético tiene un aura o una estela energética que siempre está con nosotros.


En muchas de mis publicaciones hago referencia al cuerpo energético debido a que es un pilar fundamental del entendimiento de nuestra naturaleza como seres espirituales. Tengo una lista de reproducción con más de 10 videos en donde explico a detalle este cuerpo, y te invito a que la veas si te interesa tener un amplio contexto al respecto. En pocas palabras, el cuerpo energético es la manifestación sutil de nuestro espíritu, mientras que el cuerpo físico es una manifestación más burda. Conformado por varios canales de energía –meridianos– y siete centros principales de energía –chakras– de este cuerpo fluye la energía espiritual que le da vida al cuerpo físico.


A diferencia del cuerpo físico que ocupa un lugar localizado en el espacio que todos podemos ver, tocar, e interactuar con él con todos los sentidos físicos, el cuerpo energético se expande a varios metros más allá del cuerpo físico y no suele ser un fenómeno observable. Hay personas que nacen con la habilidad de ver este cuerpo y otras que la desarrollan a lo largo de su vida, pero como es algo que la mayoría no podemos ver, es muy fácil concluir que no existe. Pero el aura es muy real, tan real que la ciencia ahora le reconoce pero bajo el nombre “campo electromagnético”, lo cual es un fenómeno que sí se puede medir y confirmar por medio de métodos convencionales.


Varios experimentos han confirmado que el corazón humano tiene un campo electromagnético que se expande a varios metros del cuerpo. Este campo, como todos, tiene una carga energética medible. Sabemos que en materia espiritual, la energía espiritual es más poderosa en dependencia de su vibración. Se dice que una persona tiene una “vibración alta” cuando tiene un nivel elevado de desarrollo espiritual. Esto, a su vez, hace que su aura se vuelva más poderosa y expansiva. Hay relatos que cuentan que el aura de Buda Shakyamuni, el ser iluminado fundador del budismo que vivió hace 2600 años, tenía un aura que se expandía y sentía a varios kilómetros de su cuerpo físico.


Vale la pena hablar un poco acerca de los avances científicos respecto a este tema. Hay estudios en donde está demostrado que además de que tenemos un campo electromagnético que recubre el cuerpo físico y que es producido por el corazón, su carga energética corresponde con nuestro estado emocional. Los pensamientos y las emociones propios del enojo, por ejemplo, se midieron y compararon contra pensamientos y emociones propios del amor. Se descubrió algo que ya se sabía hace mucho en oriente: los pensamientos y emociones de naturaleza positiva, amorosos, compasivos, son hasta tres veces más poderosos que los de naturaleza negativa. 


Y aunque podemos vivir bajo el auto-engaño de que nuestros pensamientos y emociones son nuestros y no afectan a nadie más, esto se reconoce como falso. Todo lo que pensamos y sentimos sintoniza nuestro campo electromagnético –o nuestra aura– a cierta frecuencia que interactúa con el campo electromagnético o el aura de las personas a nuestro alrededor. Eckhart Tolle es un maestro espiritual de la nueva era y autor del bestsellers internacional “El Poder del Ahora”, en el que asegura que la especie humana es la única que contamina al planeta con la energía negativa de su aura. Se dice que es muy sabio asumir que todo lo que pensamos es escuchado por quienes están alrededor nuestro.


Como las personas solemos tener nuestra atención enfocada en el exterior, en lo que estamos haciendo, viendo o escuchando, no somos tan conscientes de nuestro interior. Pero todo el tiempo, así nos guste o no, estamos interconectados con todas las personas en nuestro entorno. Su energía está interactuando con la nuestra y nos influimos mutuamente de una forma muy sutil y poco perceptible para alguien que no suele tomar consciencia de su interior. Otra forma de conocer estos “mensajes” energéticos de nuestro entorno es la intuición; todos hemos tenido experiencias intuitivas a las que podremos o no haberles hecho caso, pero que seguramente hemos reconocido como un fenómeno real al cual no le encontramos explicación.


Lo mejor acerca del aura –o lo peor, según la perspectiva de cada quien– es que podemos influir en el estado interno de las demás personas, así como ellas pueden influir en el nuestro. Si solemos relacionarnos con personas muy positivas, nuestro campo electromagnético de manera natural va a buscar ajustar su frecuencia a la de las personas con las que estamos. Pero también lo hará si nos rodeamos de gente negativa. De ahí viene la importancia de fortalecernos energéticamente y con ello hacer nuestra aura más poderosa: para influir positivamente en los demás, y para prevenir que ellos influyan en nosotros de manera negativa.


Además de ser un “escudo” que nos protege de la potencial negatividad de las personas, el aura nos protege de la negatividad en general. Así sea de las enfermedades o de situaciones peligrosas, el aura es el imán que determina qué situaciones y personas atraeremos a nosotros. Desde la visión que reconoce que todo es energía, se sabe que la energía de todo tiene una vibración y una frecuencia que determina su poder. Si nuestra aura es más poderosa que, tal vez, la energía emocional de un lugar donde estamos, esta energía no nos afectará. Pero si tenemos un aura débil, seremos fácilmente influenciables y manipulables, por lo que siempre es buena idea trabajar por fortalecer nuestra aura y que nos proteja de la potencial negatividad del entorno.


El significado del color del aura varía según la interpretación de cada persona. Hay quienes toman que haya un color en específico que a la persona le falta energía de esa vibración. Hay quienes aseguran lo contrario: que si se tiene un color muy particular, esto representa que tiene mucha energía de esa vibración. En lo personal, interpreto el color del aura de cada persona como la vibración general de su energía espiritual. Las vibraciones lentas tienden a colores rojizos y naranjas, mientras que las elevadas son de colores morados y rozados. Pienso que lo más revelador acerca de la energía de una persona no es tanto el color que proyecta sino las emociones que evoca en su entorno.


Para fortalecer el aura hay varios métodos que en realidad se resumen a todo lo necesario para realizar un trabajo energético interno que incremente nuestra frecuencia. Dejar de consumir alcohol, drogas y otros intoxicantes es indispensable ya que debilitan nuestra energía. Meditar, escuchar música positiva, mantener una dieta ligera y libre de comidas altamente procesadas y de preferencia de carne roja, y pasar tiempo en la naturaleza son todas acciones muy útiles para incrementar nuestra vibración y fortalecer nuestra aura. Al final, el aura no es algo independiente a nuestro cuerpo energético, por lo que debemos de enfocarnos en éste para que la consecuencia natural sea un aura poderosa y expansiva.

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