ILUMINACIÓN ESPIRITUAL

Hay mucho que se puede decir acerca de la iluminación espiritual, y no se puede afirmar que alguna definición es acertada, ya que todas las experiencias de iluminación son radicalmente subjetivas: no se puede decir que sea como describir algún objeto, por ejemplo, ya que es una experiencia que debe vivirse para lograr entenderse. Muchos de los seres iluminados han dado su propia definición, y una que me gusta mucho es la siguiente: “la luz interna de la sabiduría que está libre de apariencias y concepciones equívocas, y cuya función es bendecir las mentes de todos los seres, todos los días, y darles lo que necesitan”. Pienso que esta explicación es muy profunda, así que partiremos de ella.

 

Todas las personas no iluminadas, tenemos una percepción errada de la realidad; la ciencia ha demostrado que todos vivimos una diezmilésima de segundo retrasados a lo que realmente está pasando en el momento presente, ya que este es el tiempo en el que nuestros dos hemisferios cerebrales interpretan toda la información que están recibiendo. En este espacio de tiempo, nuestra mente impregna todo lo que está experimentando con todas sus creencias, ideas, prejuicios, conceptos, etc., y es así que nadie –a excepción de los seres iluminados– está experimentando la realidad tal cual es, sino que la experimenta a partir de su aprendizaje.

 

Guillermo Ferrara, uno de los autores más importantes acerca de este tema, explica que fisiológicamente, lo que la iluminación espiritual hace, es que sincroniza por completo nuestros hemisferios cerebrales/nuestra mente con la realidad, haciendo que desaparezca esa diezmilésima de segundo de retraso y volviéndonos capaces de experimentar la vida como es en verdad. Y todo esto no es algo que se pueda lograr con algún procedimiento quirúrgico ni nada por el estilo: solo se puede lograr por medio del desarrollo espiritual. Es por eso que la explicación que compartí al inicio dice que es “la luz interna de sabiduría libre de apariencias”.

 

La luz de la sabiduría


Esa luz interna de sabiduría es precisamente la luz de nuestro espíritu que ha logrado eliminar todas las barreras que nosotros fuimos levantando poco a poco a lo largo de nuestra vida para defendernos –también conocidas como el ego– y nos permite experimentar la vida a partir de nuestro ser espiritual, en lugar de hacerlo a partir de la personalidad que nos creamos para poder sobrellevar todas las situaciones que se nos presentan. Cuando estamos viviendo a partir del ego, estamos buscando únicamente nuestra felicidad; a diferencia de cuando se vive a partir del espíritu que busca la felicidad de los demás.

 

Justamente por eso, es que la explicación del inicio, dada por el Venerable Gueshe-la, fundador de la Nueva Tradición Kadampa, también hace mención de que la función de la iluminación es bendecir todas las mentes, todos los días, y darles lo que necesitan: aquella persona que se ha iluminado, ha alcanzado el nivel de frecuencia o energía más elevado que los seres humanos podemos experimentar. La frecuencia de todas las personas afecta a todas las demás, y el campo energético o la vibración emitida por los seres iluminados es de tal intensidad que beneficia –literalmente– a todo el mundo.

 

El Dr. David Hawkins, autor de varios libros acerca del estudio de la conciencia, también fue un ser iluminado, y a lo largo de sus enseñanzas y descubrimientos, explica cómo el hecho de que 1 sola persona se ilumine hace que el campo energético positivo que irradia esa persona, contrarreste el campo negativo que irradian millones y millones de seres que viven en frecuencias lentas o de emociones destructivas. Y no solo eso, sino que también habla acerca de las habilidades que una mente iluminada es capaz de hacer: a éstas obras se les ha llamado históricamente como “milagros”.

 

Mucha de la documentación acerca de la iluminación espiritual relata casos de personas que, con el simple hecho de haberse expuesto al campo energético de una persona iluminada, lograron sanar de enfermedades tanto físicas como mentales, a las que no les habían podido encontrar una solución. Asimismo, los relatos acerca de los sentidos psíquicos o las habilidades mentales, así como poder estar en dos lugares al mismo tiempo por medio de la proyección astral, o de poder levitar, o de mover objetos con la mente: todo eso es resultado de una mente con un nivel energético extremadamente alto: el de la iluminación espiritual.

 

El camino hacia la iluminación


La base fundamental del camino espiritual es precisamente la iluminación: en este camino, se aprende que la iluminación espiritual es el objetivo de todos los espíritus que estamos habitando el planeta. Todos, en algún momento, vamos a volvernos seres iluminados, sin embargo, como lo explicó Buda, la evolución de la conciencia o el espíritu es un proceso que tarda eones en desarrollarse. Esto es así porque todos, en nuestro camino evolutivo, vamos experimentando, aprendiendo, y cometiendo errores que después tenemos que enmendar, hasta convertirnos en seres iluminados.

 

Todo este camino de prueba y error para aprender se llama samsara, y los errores que cometemos y debemos pagar se llaman karma: tengo una publicación en donde explico estos temas. La única forma en la que nosotros podemos alcanzar la iluminación espiritual es purificando todo nuestro karma, enmendando todos nuestros errores de nuestras incontables vidas pasadas, adquiriendo todo el aprendizaje que nos vuelva en seres que cuenten con amor incondicional, compasión universal y sabiduría omnisciente, pues esta son las lecciones que la vida humana nos enseña.

 

El camino hacia la iluminación no es un camino fácil, pues requiere de nosotros que renunciemos a todos nuestros apegos, que cambiemos todos los conceptos negativos que adquirimos en toda nuestra vida, que actuemos siempre a partir del amor, la compasión y la sabiduría, para así liberarnos del karma, y sobre todo: que tengamos un interés genuino por ayudar a todos los seres en su camino evolutivo, pues una de las principales motivaciones que hace a una persona iluminada es beneficiar a todo ser vivo.

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