Probablemente, todos nosotros hemos escuchado o leído relatos, o visto películas o series, en donde se hace uso de la mente para hacer cosas tales como mover objetos, comunicarse con otra persona por medio de los pensamientos, teletransportarse, levitar, y muchas otras habilidades. Y como todo esto lo hemos visto en lo que se conoce como “ciencia ficción”, damos por hecho que son cosas que solo pasan en la imaginación, y que en “la realidad” eso no pasa; ¿qué pensarías si alguien te dijera que todo eso realmente es posible? Seguro diríamos que esa persona está bien fumada.
Sin embargo, a lo largo de la historia y desde tiempos ancestrales, existe documentación en donde se relatan obras “milgarosas”, como solemos llamarle a aquello que se sale de nuestras creencias de lo que es posible y lo que no; tales como curar a los enfermos solo con tocarlos, caminar sobre el agua, hablar directamente en la mente de otra persona, poder leer los pensamientos, levitar, desarrollar la capacidad de no volver a dormir, o de no volver a comer. Algo que todos estos relatos tienen en común, es que provienen de textos en donde se habla acerca de la vida de personas sumamente espirituales.
La Biblia, definitivamente el libro más famoso al respecto, cuenta la historia de la vida de Jesús, quien tiene un gran número de milagros registrados. Se puede pensar que Jesús era una excepción a la regla y que nadie más podría realizar esas obras, pero algo que es bien sabido acerca de sus enseñanzas, es que siempre hacía hincapié en que todas las personas somos capaces de hazañas igual de increíbles. Todo esto no lo explico desde una postura religiosa, sino hablando de Jesús como el ser humano que fue, no como una figura religiosa. Jesús fue un ser humano al igual que tú y que yo, y si bien es cierto que era alguien extraordinario, también lo es el hecho que están documentadas más historias de personas como él.
Milagros obrados por seres humanos
Y repito: no me refiero a que eran como él por el hecho de que también fueron considerados como Mesías enviados del Cielo, sino porque eran seres que, gracias a su desarrollo espiritual, lograron poco a poco generar una sabiduría y un entendimiento acerca del universo y del espíritu humano, que comenzaron a volverse capaces de usar al máximo el poder de su mente, y así hacer obras que, para las personas que desconocen todo el potencial que tiene la mente, son milagros y son algo que prácticamente nadie puede hacer. Pero como lo dijo Jesús: “Que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará.”
Pienso que la distorsión que la iglesia le ha dado a las enseñanzas de Jesús han tornado los ejemplos usándolo en algo absurdo, pues hay quienes justifican su racismo, por ejemplo, en las supuestas enseñanzas de Jesús según la iglesia, y por eso tal vez podría haber perdido un poco de credibilidad. Afortunadamente, tenemos más casos de personas que han realizado cosas tan impresionantes como Jesús, y una de estas personas es Siddharta. También conocido como Buda Shakyamuni, Suddharta fue, al igual que Jesús, un ser iluminado que vino a compartir sabiduría para ayudar a que las personas expandiéramos nuestra conciencia.
En los relatos que hablan acerca de Buda, también se detallan eventos en donde obró milagros o acciones que parecían ser imposible que los humanos hiciéramos, así como caminar en el agua, leer los pensamientos de la gente, ubicarse en distintas localidades al mismo tiempo. En fin. El punto aquí es el siguiente: Siddharta era una persona ordinaria, como tú y como yo, y desarrolló su espíritu hasta el punto que se volvió capaz de hacer uso de sus sentidos psíquicos para obrar lo que se entiende como milagros. Y la base fundamental de sus enseñanzas, al igual que las de Jesús, es la intención de hacernos comprender que nosotros también podemos alcanzar ese nivel.
Y Buda no es el único caso de seres que eran comunes y ordinarios y que alcanzaron un nivel de iluminación tan poderoso que se volvieron capaces de manipular las leyes de la naturaleza; Paramahansa Yogananda, autor de La Autobuigrafía de un Yogui, relata la historia de su vida, en donde se encontró con varias personas que, al igual que Buda o Jesús, eran capaces de realizar obras “milagrosas”, o hacer uso de sus siddhis o sentidos psíquicos, y con ello pudieron dejar de comer, dejar de dormir, manifestar objetos inmediatamente solo por pensar en ellos, y prácticamente hacer todo aquello que podemos creer que es “ciencia ficción”.
Espiritualidad: una cosa en común
El evidente común denominador en todas estas historias, es que están basadas en personas sumamente espirituales. Uno de los propósitos de la espiritualidad es precisamente hacernos entender que todas las personas somos capaces de hacerlo todo, pero para lograrlo, es indispensable que aceptemos nuestra naturaleza espiritual, busquemos información, y trabajemos en desarrollar nuestro espíritu, pues ese es el objetivo de la vida humana: volvernos conscientes de que tenemos un potencial infinito y que, como enseña la espiritualidad, somos parte de La Fuente Creadora de vida, de aquel poder infinito que creó todo el universo.
Algo que me parece muy interesante y que funciona como evidencia, es que ninguno de estos seres capaces de obrar milagros, están interesados en hacerlo por fama, poder o dinero. Los siddhis o sentidos psíquicos solo se pueden desarrollar conforma vamos evolucionando espiritualmente. En la escala del nivel de conciencia, el Dr. David Hawkins –que también fue un ser iluminado y que comparte en su bibliografía algunos de los siddhis que él pudo utilizar cuando se iluminó– muestra el progreso que el espíritu tiene conforme va evolucionando. Tengo una publicación en donde explico esta escala a conciencia; te invito a que la leas si te interesa el tema.
Estas habilidades no las desarrolla una persona egoísta que las quiere tener solo para su propio beneficio: las pruebas históricas nos demuestran que solo cuando tenemos un amor incondicional por la humanidad y una intensión genuina de ayudarla, es que se nos van presentando los medios y las herramientas para que podamos ayudar. Es un hecho que los seres humanos somos mucho más que este cuerpo: somos un espíritu capaz de lograrlo absolutamente todo, pero necesitamos conectar con nuestra fuente de poder, llámesele Dios, la divinidad, o como sea que le llames, para tener el sustento necesario para lograrlo todo.
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