Las emociones como energía y cómo dejarlas ir (1/2)


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Las EMOCIONES como ENERGÍA y CÓMO DEJARLAS IR (1/2)

¿Qué son las emociones? Hay muchas definiciones e interpretaciones, personalmente me inclino más hacia la teoría de que las emociones no son más que energía moviéndose a través de nuestro cuerpo. De esto se deriva su nombre: e-moción. Energía en movimiento. Todos las sentimos. Hay emociones de energía muy positiva o de muy alta frecuencia, como lo es la alegría, la gratitud y la esperanza. Es importante esforzarnos por encontrarnos de este lado del espectro emocional, ya que nuestra vida está completamente influenciada por la manera en la que nos sentimos. Las emociones energéticamente negativas o de baja frecuencia son aquellas que nos hacen sentir literalmente mal: la ira, la tristeza y la decepción. Aunque la vida esté llena de experiencias que nos harán sentir muy bien y muy mal, es muy importante aprender acerca de las emociones, de cómo controlarlas y, sobre todo, como dejarlas ir.

Las emociones, al ser energía en movimiento, deben fluir a través de nuestro cuerpo sin resistencia. Nos hace mucho daño, por ejemplo, sentirnos tristes por algún evento intenso, como lo es la muerte de un ser querido, y querer forzarnos a sentirnos bien. También es perjudicial estar muy emocionados por el futuro, y tener pensamientos pesimistas que nos hagan perder este optimismo; pensar que algo va a salir mal. Cuando no reconocemos y validamos nuestras emociones e intentamos reprimirlas, dejan de moverse libremente dentro de nosotros y empiezan a generarnos graves problemas. Como dijo Freud: “Las emociones reprimidas nunca mueren. Están enterradas vivas y saldrán a la luz de la peor manera”. Cada emoción quiere ser sentida, y su ciclo natural es llegar a nosotros, hacerse sentir, enseñarnos algo, e irse de la misma manera en que llegó. A veces tarda minutos o tal vez horas; otras veces, puede tardar incluso días. No obstante, cuando no dejamos que se vayan y nos aferramos, puede transformarse en algo patológico y se vuelve parte de nuestro estado de ánimo. El estado de ánimo es el lugar en el que solemos encontrarnos dentro de la escala emocional en el día a día. Aquellas personas alegres, que suelen tener gran optimismo ante la vida, tienen un estado de ánimo positivo. Las emociones positivas predominan en su manera de sentirse. Es necesario saber que siempre podemos decidir en qué estado de ánimo estamos e influir en de los demás.

Hasta este momento del proceso de una emoción a la que nos estamos aferrando, aún podemos hacernos conscientes de ésta fácilmente y tener control sobre ella. Podemos identificar cuál es nuestro estado de ánimo, la razón de que sea como es y cambiarlo. Este es un momento crítico en nuestro desarrollo como personas, ya que, con el tiempo, el estado de ánimo –que puede tener su raíz en una emoción que no se dejo ir– pasa a nuestra mente subconsciente (te recomiendo leer lo que escribí acerca de la mente subconsciente aquí: https://www.mentempoderada.com/2019/08/mente-consciente-y-mente-subconsciente.html) y se vuelve parte de nuestro temperamento. El temperamento determina cómo reaccionamos ante la vida. Ya no solo es cómo nos sentimos; es cómo reaccionamos; se vuelve un condicionamiento. Una persona con un temperamento positivo, en el que destaca la alegría, subconscientemente empezará a verle el lado bueno a todas las situaciones de su vida, a diferencia de quien no dejó ir una emoción negativa, como la ira. Esta persona va a reaccionar de manera hostil ante las circunstancias que no tolere, igualmente tendrá una visión del mundo más pesimista, al encontrarse todo el tiempo de manera subconsciente en ese extremo de las emociones. Debo mencionar que por la naturaleza de nuestra mente, nos es más fácil ir hacia las emociones negativas, ya que no representa ningún esfuerzo el sentirse mal; nos es más familiar estar a la expectativa de que pase algo malo por nuestra historia evolutiva.

A estas alturas de una emoción reprimida o a la que nos hemos aferrado, no solo nos afecta de manera psicológica, sino también de manera física. Está comprobado que el hecho de reprimir emociones por mucho tiempo, debilita nuestro sistema inmunológico. Luego entonces, el cuerpo está más propenso a sufrir enfermedades, lo cual afecta nuestro estado de ánimo negativamente y se vuelve un círculo vicioso de malestar. En algunos casos, así es como se desarrolla la depresión. Más adelante y como último establecimiento de una emoción reprimida, el temperamento pasa a ser parte de nuestra personalidad. La personalidad es quién somos, lo que nos hace únicos y nos diferencia de los demás. Nuestra personalidad es literalmente nuestra esencia como personas. Los rasgos de la personalidad son mucho más complejos de cambiar que el simple hecho de dejar ir una emoción, ya que tienden a ir acompañados de creencias (te recomiendo que leas acerca de las creencias y cómo cambiarlas: https://www.mentempoderada.com/2019/08/las-creencias-y-como-cambiarlas.html) y requieren un trabajo más enfocado y prolongado para poder cambiarse.

En resumen: una emoción que no se ha dejado ir se vuelve parte de nuestro estado de ánimo. Con el tiempo, éste se torna en nuestro temperamento, el cual condiciona la percepción y reacción que tengamos ante las distintas situaciones de la vida. Después, el temperamento queda grabado en nuestro subconsciente, volviéndose parte de la personalidad. En este momento, esa emoción reprimida ya ha pintado absolutamente todo en nuestra vida de su color, y aunque siempre es posible dejarla ir y cambiar nuestra forma de ser, conforme pase más tiempo, dicha emoción se arraiga más a nosotros y se vuelve más retador dejarla ir.

Y ahora que ya sabemos cuál es la consecuencia de retener emociones, voy a explicar cómo dejarlas ir. Dejar ir es realmente una de las mejores cosas que podemos hacer por nosotros mismos. Cuando dejas ir, es como si soltaras una maleta llena de piedras que habías estado cargando por mucho tiempo (y que no te sirve de nada). Te vuelves más liviano, te abres a que lleguen cosas nuevas, fluyes con la vida y te encuentras en un lugar de paz y armonía incomparable. Y para dejar ir nuestras emociones reprimidas, simplemente tenemos que sentirlas. Así es: una emoción reprimida no se va a ir hasta que la reconozcamos y la sintamos con cada fibra de nuestro cuerpo. Y esto puede sonar muy bueno para ser verdad, pero es así. Lamentablemente, en nuestra sociedad y cultura, expresar emociones es un tabú. Un hombre que llora, es un marica. Una mujer que llora, es una dramática. Vivimos en un sistema en el que las personas tenemos casi prohibido expresar cómo nos sentimos. En algún momento de nuestra vida, lo peor que nos podía pasar es que nos vieran llorar.

La intensidad de una emoción reprimida va a estar sujeta a la cantidad de tiempo que se reprimió. Al dejarla ir, debes ser plenamente consciente del LUGAR EN TU CUERPO donde sientes la emoción, ya que tienden a hospedarse en distintas partes, y al desenterrarlas, es normal sentir dolor físico. Es sumamente importante no etiquetar el dolor como alguna enfermedad, alguna crisis o intentar racionalizarlo. Tu cuerpo es increíblemente sabio, y sabe que le diste la indicación de dejar ir una emoción, y eso es justamente lo que está haciendo. No debemos interrumpir un proceso físico con nuestra mente. El flujo de soltar y dejar ir las emociones es muy variado, siendo más tardado al principio, y en especial cuando somos personas que a lo largo de nuestra formación, no recibimos aprendizaje acerca del manejo de las emociones. La ventaja es que esta es una cualidad que todos podemos desarrollar con la práctica.

Para practicar el arte de dejar ir una emoción hay muchas maneras: ya sea hablando con alguien al respecto, expresándola artísticamente por medio de la pintura por ejemplo, escribiendo acerca de la situación que generó esta emoción. Lo que sea que hagamos con la intención de –literalmente– sacarla de nuestro cuerpo de manera consciente y compasiva va a hacer que empecemos a soltar y dejar ir. No hay reglas para hacer esto. Cada emoción viene a enseñarnos algo. Es muy bueno que, en cuanto empecemos el proceso de depurar emociones antiguas de nuestro ser, nos preguntemos ¿por qué retenía esa emoción? ¿qué aprendí de retenerla? E igualmente es necesario que les demos las gracias por ser maestras en nuestra vida. Conforme nos vayamos volviendo amigos de nuestras emociones, aprendamos a manejarlas y a dejarlas cumplir su labor, el cual siempre es enseñarnos algo de nosotros mismos, la vida se vuelve mucho mejor. Comenzamos a desarrollar la inteligencia emocional, lo cual será el tema de la segunda parte de esta publicación.

El libro que recomiendo para este tema es el de “Dejar Ir” del Dr. David Hawkins. Este libro tiene el poder de cambiar vidas, ya que ejemplifica cómo hay veces en las que dejar ir es fácil –y necesario– y con ello, cuando soltamos energía de nuestra vida, el universo la reemplaza con algo nuevo y mejor. Te invito a ver el video que hice respecto a este tema en YouTube (https://youtu.be/9EbFuzDYb6E) y a seguir la cuenta de Instagram @mente.empoderada (https://www.instagram.com/mente.empoderada/) en donde diariamente publicaré afirmaciones positivas y ejercicios de visualización para ayudarte a cambiar tus creencias negativas. Gracias por tomarte el tiempo de leer. Recuerda que la felicidad es una decisión; decide ser feliz hoy. Nos vemos la próxima semana.




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